La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, se encargó ayer de echar otro jarro de agua fría sobre las expectativas del Consell de que una inyección extra de recursos desde Madrid (básicamente mediante un cambio del modelo de financiación) enderece la grave situación de las arcas autonómicas. Sáenz de Santamaría, que inauguró la Escuela de Verano del PP en Gandia, no entró en detalles sobre la principal reclamación del Gobierno de Alberto Fabra, pero, en presencia suya y de numerosos cargos, envió un aviso a navegantes: No es tiempo de pedir, sino de gastar sólo lo que se tiene, vino a decir. La vicepresidenta enarboló un discurso en clave nacional para subrayar que se está saliendo de la crisis, si bien dejando claro que la agenda reformista y el control del déficit seguirán siendo la hoja de ruta.

La mano derecha de Mariano Rajoy en la Moncloa fue la protagonista absoluta de unas jornadas concebidas para el arranque de curso político del PP, un evento que por segunda vez se celebra en Gandia y que permite a los populares valencianos codearse con las primeras espadas del PP nacional y del Gobierno. Fabra acompañó a la vicepresidenta en su ida y vuelta a la estación del AVE. Y, durante su discurso, Santamaría aludió a la conversación que ambos habían mantenido en el trayecto sobre el cambio de la mentalidad sobre los políticos: «Antes se reclamaba mucho y se pedía fuera lo que no se tenía dentro. Ahora se valoran las administraciones eficaces que son valientes a la hora de prescindir de cosas», dijo en clara alusión a los recortes. «La política ha cambiado, se aprecia a los políticos que gastan sólo lo que tienen y no viven por encima de sus posibilidades ni invierte sin ton ni son», insistió. En este contexto, recordó que a partir del 1 de enero se pondrá en marcha la ley de morosidad: «No habrá más facturas en los cajones», advirtió.

Santamaría habló también de impulsar la regeneración política, una tarea que pasa por cambiar las leyes, apostando por la transparencia, exigiendo eficiencia y reclamando responsabilidades. No mencionó ni el caso Bárcenas ni los casos de corrupción que afectan al PP en la Comunitat Valenciana y que están arruinando la estrategia de Fabra de limpiar la imagen de la organización valenciana. La reflexión de la vicepresidenta fue general, si bien evidencia la preocupación por el coste electoral que puedan tener los asuntos turbios .

Santamaría defendió el programa de regeneración democrática impulsado por su Gobierno, «con el que tratará de que todos aquellos que se dedican a la política sepan que tienen sus derechos y sus obligaciones tasadas y transparentes y que los partidos funcionen de manera transparente y eficaz». Es necesario, dijo, restaurar la confianza en los políticos.

Responsabilidad individual

La portavoz del Ejecutivo indicó que la calidad democrática tiene que ser «un compromiso colectivo», pero también una «responsabilidad a nivel individual» ya que, según ha dicho, los que se dedican a la política están gestionando «un capital muy valioso: la confianza de los españoles». «Nuestro primer cometido y más en época de dificultad es respetarlos y comprenderlos. Solucionar sus problemas y no venirles con otros nuevos», concluyó en medio de una fuerte ovación. Santamaría se fue como llegó: rodeada de una nube de fotógrafos y periodistas, pero sin responder a preguntas.