­

«Açò és un colp d'estat!, Açò és un colp d'estat! Jorge; ¿qué está pasando ahora??[Silencio y fundido a negro]». Son las 12 horas y 19 minutos del viernes 29 de noviembre de 2013 en el centro de producciones de RTVV en Burjassot y Genar Martí (La Pobla de Vallbona, 1969) ha puesto voz, sin ser consciente de ello, a las últimas palabras de Canal 9. Antes de quedar muda y ciega, la televisión valenciana se despide con un plano para la historia del audiovisual: Martí, periodista de la casa, enzarzado en un cordón policial mientras trata de narrar a través de su teléfono móvil lo que sucede en la sala de control central. Luego, el vacío de la nostalgia.

Para Genar Martí y su cámara, Lluís Granell, fue el final de una noche que arrancó con el reconocimiento a su trabajo periodístico y el de todo el equipo del programa Societat Anònima en la entrega de premios de La Cartelera de Levante-EMV, y que concluyó con la ejecución del cierre de las emisiones de la televisión y la radio públicas. Doce horas de tensión y trabajo que rellenan la última línea de su hoja de servicios.

«Volvía de la gala con mi mujer (la periodista Mirèia Llinares), cuando nos enteramos en el coche de que se había decretado el apagón. Vimos en casa que Ràdio 9 había dejado de emitir y decidimos ir a la tele». Lo mismo hicieron otros miembros de Societat Anònima, como Rafael Molés. Fueron los últimos que encontraron la valla de la entrada abierta, porque los que llegaron unos minutos después tuvieron que resignarse con quedar apartados, al otro lado, con el frío y el cabreo como única compañía.

Iniciada la cuenta atrás de Canal 9, era la hora de ponerse a trabajar. «En el llamado ´quiosco´ de la tele cogimos las cámaras que había y comenzamos a grabar los testimonios de los que estaban fuera. Después de entrevistar a todo el mundo pensamos en entrar para ver si hablábamos con alguien que no fuera de la empresa y que estuviese relacionado con el apagón». Así lo hicieron. Mientras un empleado de Canal 9 subía y bajaba escaleras como alma que lleva el diablo para recoger y entregar las cintas que iban registrando, Martí y Granell se adentraron en los intestinos del edificio de Burjassot tras mostrar su acreditación. Fue cuando la Policía estaba preocupada de mantener cerrado el paso a los trabajadores en la verja, como si se tratase de la frontera de Melilla.

«Subimos y nos topamos con un hombre al que no conocemos. Le preguntamos quién era y qué hacía, y nos dice que viene de otra empresa. Entonces se lo lleva la Policía y lo encierra en una habitación; la sala de espera para actuantes. Todo muy berlanguiano». Enseguida, un «tuitero» avisa a Genar. «Me dicen que ese hombre es Paco "Telefunken", un señor de Gata de Gorgos que arregla televisores y que está con su sobrino Pepe, electricista. Después me confirman que se llama Francesc Signes». Genar informa al personal del surrealista descubrimiento y marca de cerca al presumible encargado del apagón, blindado por los agentes.

Al mismo tiempo, los trabajadores resisten en antena con una programación improvisada en la que sólo importa sobrevivir. Fuera, Rafael Molés entrevista a los que lloran a Canal 9 y los correos electrónicos que anuncian las vacaciones forzosas empiezan a llegar. Apetece continuar trabajando.

«Unas horas después, "Telefunken" sale del cuarto, me busca y me dice que quiere contarnos algo. Dice que se va, que no quiere apagar nada, que venía a hacer un informe, pero que se va», dice Martí. El ambiente se relaja. La bola de partido está salvada.

El optimismo se hace un hueco en Burjassot pero el final es inevitable. «La gente estaba más calmada y se fue a la cafetería a desayunar. Pero con la orden de de-salojo del juzgado de Paterna la tensión se multiplicó». A las 12.19, Genar quedó rodeado por once policías a la entrada del control central, donde encuentra a Jorge Carretero, un productor de Canal 9 y el único que puede ver de cerca cómo RTVV se muere. «Jorge, ¿qué está pasando ahora?», pregunta Genar Martí sin respuesta.

«Fui al plató y vi la pantalla en negro»

Genar Martí comenzó su jornada laboral el jueves a las 8 h. de la mañana, y pese a que a las tres de la madrugada le llegó un correo de la empresa en el que se le comunicaba que disfrutaba de un «permiso retribuido», trabajó hasta el último suspiro de RTVV. Tras la espantada de Paco «Telefunken» y con la orden del juzgado de Paterna, Martí se dirigió a la «zona cero» del apagón de Canal 9: el control central. Entre decenas de trabajadores y la barrera policial, Martí quedó arrinconado ante la puerta de la sala. Desde allí entró en directo para una radio nacional vía telefónica, justo cuando el realizador de Canal 9 le daba paso. «No sabía que en ese momento se había apagado la emisión. Colgué el teléfono y fui corriendo al plató donde estaban los compañeros y vi que la pantalla estaba en negro. Estaba indignado. Se siente impotencia al ver a tus compañeros destrozados». Así terminaba Genar su jornada de 28 horas, y su trayectoria en RTVV. p. valero valencia