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Proclamación de Felipe VI

Valencia marca distancias con los actos de proclamación

La mayoría de valencianos muestra poco interés por la entronización de Felipe VI, al que sí siguieron los más monárquicos

Valencia marca distancias con los actos de proclamación

La ciudad de Valencia vivió ayer la proclamación del rey Felipe VI con la distancia que dan los kilómetros y con el distanciamiento que se ha producido entre la ciudadanía y la Casa Real en los últimos años. La emisión de los actos a través de la televisión sólo despertó el interés de los más monárquicos y de quienes entendían el acontecimiento como un cúmulo de imágenes históricas, como un desfile de modelos o como una reunión de los personajes más relevantes del país. Pero una amplia mayoría mostró su desinterés por el traspaso de la corona, mostrando incluso cierto desagrado por el gasto que conlleva o por la corrupción que la ha salpicado

La primera muestra de ese distanciamiento fue la casi absoluta ausencia de símbolos monárquicos en los balcones o en las tiendas de souvenirs, donde turistas y valencianos podrían haberse hecho con algún recuerdo de este día histórico. «No hemos traído nada porque esto se pasa en dos días y no vale la pena», aseguró el responsable de una tienda de regalos de la Plaza del Ayuntamiento. «Ni me han ofrecido nada para vender ni me han pedido nada para comprar», indicó también un vendedor de la Plaza Redonda. «Esto no da para tanto», precisó.

Y efectivamente. En la calle el acto tampoco despertaba gran interés. Como era la hora del almuerzo, aprovechamos para recorrer algunas cafeterías donde las televisiones retransmitían el discurso del Príncipe, el eje central del día y el de mayor calado político e institucional. «No me interesa nada. Como si no existiera» dijeron incluso con desprecio dos vecinas de Alaquàs que degustaban unas tostadas en una taberna de la calle San Vicente. Y lo mismo en la calle Navellos.

Cuatro amigas que se habían reunido para almorzar y hablar de sus cosas no dudaban en asegurar que su conversación era «más interesante» que el discurso del rey. «Además precisó una luego nos lo van a contar veinte veces. Si no hay otra cosa». «Yo he mirado antes la televisión y he visto que estaba lo del rey, pero no me he parado», puntualiza otra.

«Monárquica total»

De todas formas, no puede decirse que todo el mundo fuera ajeno a los actos del día. Habían quien se declaraba claramente monárquico e interesado en el traspaso de la corona. Es el caso de Isabel, que desde su portería seguía con interés la televisión y todo lo que acontecía. Para empezar, se declaró «una monárquica total», interesada en todo lo que rodea a la Casa Real y defensora del rey saliente y del rey entrante. Lo decía, además, con orgullo, porque entre los vecinos de la finca se encontró de todo, desde los que «preguntaban cómo iba lo de los reyes» hasta los que hacían comentarios más críticos del tipo «más gente para mantener».

También José seguía los actos desde su carnicería del Mercado Central. Lo hacía a través de un dispositivo móvil colocado sobre el mostrador, prueba de su interés por la realeza.

E incluso una pareja italiana miraba interesada la pantalla de un bar del centro de la capital. Ciudadanos de una república, aseguraron conocer a los reyes de España y también al príncipe Felipe, ahora rey. Y no por las revistas del corazón, sino «por la política», tanto que giraban su cabeza hacia la tele porque estaba interesado, precisó, en «el discurso inaugural». Cuando le preguntamos su nombre, dijo «Mariano, como Rajoy», en una demostración de que todo lo de nuestro país le llamaba la atención.

En general, los cientos de turistas que ayer paseaban por el centro de la ciudad, la mayoría de ellos caminando detrás de su guía, eran conscientes del momento que vivía España. Mónica, que encabezaba a un grupo de alemanes, explicó a este periódico que ella misma había explicado al grupo todo lo referente al traspaso de la corona. Pero su sorpresa fue comprobar que «la mayoría ya tenía noticias de esto». «Lo saben, pero no están excitados por ello», matizó. «Saben las cosas por la prensa del corazón fundamentalmente», dijo tras consultar al grupo. Y en alguna de las señoras había incluso cierta sorpresa por todo lo que ocurría, ya que «en Alemania se ha publicado que Felipe y Letizia se iban a divorciar».

Para cerrar el recorrido, quisimos hablar con los muchos fieles que entraban en la Basílica de la Virgen de los Desamparados, pero como había misa optamos por preguntar al responsable del recinto. Obviamente no sabía si alguien había rezado por los nuevos reyes o habían encendido velas por su futuro, pero sí confirmó que en ninguno de los sermones u homilías del día estaba previsto hacer referencia al relevo monárquico. «No es normal que se haga eso si no es algo del Papa», dijo. Y tampoco ha habido nadie que pida una misa por los monarcas, lo que no quiere decir que no tengan protección divina.

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