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Declaraciones

Cantó: "No quiero ser ese político correcto que no mete la pata ni dice nada"

El candidato de UPyD a la Generalitat se revuelve contra Podemos y reivindica su pedigrí anti PP y PSOE: «No soy casta ni casto. Metimos la querella a Bankia»

Cantó: "No quiero ser ese político correcto que no mete la pata ni dice nada"

«La tiranía de UPyD ha hablado.» Toni Cantó (Valencia, 1965) afronta con humor el reto de llegar a la política valenciana. En un partido que lo aprueba todo en primarias, sabe por experiencia que los afiliados, y no los despachos, deciden. Hace unos meses, la militancia le dio la espalda y convirtió a Alexis Marí en líder de UPyD; ahora, se encomienda a su diputado estrella para el asalto a las Corts: «Los afiliados son muy sabios. No por elegirme a mí, sino a todos los candidatos. Somos un equipo ganador».

Para Cantó, el objetivo está claro: «Lo que hay que comunicar es que el partido a batir es el PP. Lo fundamental no es quien ocupe el lugar, sino que haya un relevo, por higiene democrática, y recuperar el orgullo de ser una comunidad con una percepción distinta», sentencia. Y es que, a su entender, la valencianía ya casi es un estigma. «A veces me miran en el Congreso y me dicen: ¿qué pasa ahí? Cada noticia, cada lío tiene una derivada valenciana. Un apellido, el PP; y una oposición nula, el PSOE. Lo importante es que el PP deje el poder», insiste el ya candidato.

¿Pero qué receta trae para sacar a la Generalitat del pozo? «Sólo hay dos o tres opciones», reconoce. «O solucionan la financiación, devuelven la deuda histórica o empezamos a decir que no podemos asumir ciertas competencias», desliza Cantó, mentando la bicha de la recentralización. La hoja de ruta económica de Cantó también pasa por adelgazar el sector público. ¿Más aún? «Voy a reclamar un estudio para ver qué recortes hacer sin que los valencianos lo noten. No se ha tocado hueso», responde al conseller Moragues. «El CJC, las diputaciones que gastan la mitad en personal improductivo... Dicen que los pueblos se quedarían sin dinero. Yo creo que tendrían más».

Cantó apuesta por acabar con «los diputados y los enchufados» de las diputaciones, pero duda de que el presidente Fabra lo hiciera: «Pinchar en hueso es pinchar en Rus. El PP no va a eliminar eso porque Fabra no tiene poder frente a Rus y porque no quiere. Quiere mantener la red clientelar».

El diputado hurga en las heridas del jefe del Consell: «Me preocupa su falta de poder entre los suyos, aquí y en Madrid. Es un líder irrelevante. No tiene ninguna posibilidad de negociar con Montoro, no consigue nada de lo que pretende. No sé si será corrupto, pero es irrelevante». ¿Y las líneas rojas? «No me creo los gestitos de cara a la galería».

La conversación vuelve al centralismo, pero Cantó se defiende: «El centralismo no es ideológico. Francia es más centralista y nadie les llamaría 'fachas'. La construcción del Estado se ha hecho para ganar apoyos, por eso se ceden competencias. Nuestro sistema autonómico ha quebrado la igualdad de los ciudadanos. Es de sentido común, no de izquierdas o de derechas».

Pese a las últimas encuestas negativas, Cantó se ve con opciones de entrar en las Corts con un gran resultado. El escenario, sostiene, es propicio para el relato que ofrece UPyD de alternativa a PP y PSOE: «El desmoronamiento bipartidista es evidente. Y la corrupción y despilfarro del PP hace que el mensaje de regeneración cale entre la gente».

Sin embargo, el frenazo en las Europeas sugiere que Pablo Iglesias se ha llevado el descontento con la política tradicional. «Yo no soy casta ni casto», se revuelve. Y reivindica el pedigrí antibipartidista de UPyD: «Metimos la querella a Bankia de ahí se deriva el escándalo de las tarjetas «black» de Caja Madrid; estamos taladrando al PP con la corrupción...». Eso sí, reconoce errores: «A veces un estancamiento como el del 25M es una bendición: te señala fallos que rectificar».

El diputado valenciano evita valorar si el frenazo de UPyD se debe al giro de estrategia desde el «antibipartidismo» original, lo que el analista Jaime Miquel ha bautizado como «espacio ciudadano de ruptura», hacia el monotema de la unidad de España por el problema catalán. Y quita dramatismo a las cuestiones identitarias que, en su opinión, los partidos instrumentalizan. «Lo que hay que hacer con la lengua es alejarla del garrotazo de Goya, de las dos Españas. Está chupado: que quien quiera pueda educar a su hijo en castellano o en valenciano. Hay un problema gordo con la falta de líneas en valenciano, y a veces sucede puntualmente con el castellano. Pero se trata de resolver el problema con los medios que tenemos. Es fácil».

Cantó, con solo unas horas como candidato, no se moja con escenarios futuros, sobre si apoyaría un gobierno del PP o una alternativa de izquierdas. Pero sí presenta sus credenciales tras una legislatura hiperactiva en el Congreso y algunos deslices en «twitter»: «No quiero ser ese político correcto que veo a mi alrededor, que no mete la pata, que no dice nada. Uno puede arriesgar y cometer algún error, pero es muy criticable esa cantidad de políticos que no se posicionan. Ahora necesitamos otra cosa». Y con un presidente de las Corts poeta, como Font de Mora, ¿Cantó actuará en la tribuna? «Alguna cita habrá, pero más que poesía lo que necesita Valencia es prosa de trazo grueso. La poesía es para distraer».

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