Comerciantes del centro histórico de Valencia, fundamentalmente tiendas de souvenirs y también del Mercado Central, han denunciado la extorsión a la que les someten algunos guías turísticos de la capital. Muchos de ellos ya les pagan comisiones por llevarles turistas a las tiendas, pero los que se niegan a hacerlo o no lo hacen en la medida que les piden, son directamente excluidos de sus rutas, afirman. La propia Asociación de Comerciantes del Centro Histórico ratificó estas denuncias. Aseguran que es un importante problema para las tiendas y para el turismo en general.
Cuando hablamos de «comisiones», hablamos tanto de joyas, como de lotes de productos alimenticios o directamente de dinero. Se habla de que a los restaurantes les cobran el 18% de lo que facturan con los clientes que les llevan.
«A mi me llegó una guía y me dijo que si le daba una pulsera de plata que valía 75 euros me llevaba gente. Yo le dije que si quería, le hacía un descuento, pero que la pulsera no, así que me dejó sin gente y no ha vuelto más», relata la propietaria de una tienda de souvenirs de la calle Sombrerería, junto a la iglesia de Santa Catalina, uno de los puntos más transitados de la ciudad.
Y no es la única. En esta misma calle otras tres tiendas más corroboraron esa situación, que se han negado a aceptar y que, según dicen, las ha dejado sin gente. «Por aquí ya no pasa nadie. Pasan los turistas que van por libre, pero las excursiones ya no pasan«, aseguran resignadas.
Su preocupación ha llegado a tal punto que se están planteando unirse todas las tiendas y hacerles algún tipo de «detalle» con el fin de recuperar un mercado que dan por perdido. «Nosotros estamos dispuestos a darles algo, pero no lo que nos están pidiendo a cada uno», dicen, porque «si les damos eso, al final nosotros no ganamos nada».
Mercado Central
También en el Mercado Central ocurre algo parecido, aseguran estos comerciantes de la calle Sombrerería, pues «a un conocido mío le pidieron una paleta de jabugo y como sólo les ofrecía un lote de productos valorado en 20 euros, ya no les llevan gente».
Este periódico ha hecho las comprobaciones y la situación es tal cual. En una de las charcuterías del mercado, sus dueños admiten que pagan comisiones y además son claramente partidarios de ello. «Es una cosa normal. Si no fuera por el turismo, no nos comíamos nada», dicen.
En su caso, les dan lotes de alimentos y, al parecer, les sale muy a cuenta. «Un día nos trajeron un grupo de japoneses y cortamos 18 kilos de jamón de bellota „dicen„, así que ya me dirás tu si vale la pena». El jamón de bellota, según sea de Guijuelo o Jabugo, se paga a entre 70 y 100 euros el kilo.
Ahora bien, de la misma forma que admite y defiende el pago de comisiones, este vendedor ratifica la extorsión a la que les someten algunos guías. Según dice, «hay mucho caradura que lo quiere todo y eso no puede ser. Yo les doy productos, pero dinero no. Y si no lo aceptan, que lleven a la gente a otro sitio», añade.
Todos coinciden, por último, en que hay restaurantes que pagan el 18% de lo que facturan y los que no lo hacen, parece que se quedan fuera del circuito.
