«Con la jornada escolar continua mi hija y yo hemos ganado en calidad de vida» asegura Ángeles Mojio, presidenta de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) del colegio público Ciutat Artista Faller de Valencia, el único en la ciudad en el que la Conselleria de Educación ha autorizado la concentración de las clases en horario de 9 a 14 horas como experiencia piloto. Ángeles y sus compañeros de la junta del AMPA salen en defensa de la jornada escolar continua después de que en plenas Fallas la conselleria reculara, por tercera vez en tres años, en la publicación de un decreto de horario escolar que permita la generalización de su implantación. Ahora lo hace bajo el argumento de que el horario intensivo empeora los resultados académicos.
«En nuestro colegio, que empezamos con la jornada continua en septiembre, los datos del primer trimestre muestran que ha aumentado un 6 % el número de aprobados y el absentismo escolar de los alumnos que por la tarde no volvían a clase después de comer ha caído un 80 %», asegura Mojio.
Alfonso Moreno, secretario del AMPA, recalca que el horario matinal tal como lo plantea conselleria „con el servicio de comedor escolar garantizado y actividades extraescolares gratuitas hasta las 17 horas„ «se adapta mucho mejor a las necesidades de cada familia pues tenemos tres posibilidades distintas de recoger a los niños: A las 14 horas para los que no se quedan a comedor, a las 16 horas después del comedor y a las 17 horas para los que asisten a las extraescolares gratuitas, vayan o no al comedor».
Pero, por encima de todo, los padres de esta escuela destacan el beneficio que supone para sus hijos acabar las clases a las 14 horas. «Ahora, los niños acaban antes los deberes y tienen más tiempo para jugar», explica Alfonso. «Yo no veo que mi hijo venga más cansado a casa por hacer jornada intensiva, que por otro lado ya hace en septiembre y junio y no pasaba nada».
Por contra, añade, «los niños si que están muy cansados cuando a partir de las siete de la tarde, si hacen actividades extraescolares, se tienen que poner a hacer los deberes». En ese sentido, apunta Ángeles, «me he ahorrado el 90 % de las discusiones que tenía el curso pasado con mi hija por tener que hacer los deberes a última hora».
Otra de las madres del AMPA, Mariam Mahmoud, reconoce que uno de sus miedos «era que se cerrase el comedor escolar», al que sus tres hijos acuden de lunes a jueves. Aunque sus niños no son becarios de comedor, también temía que con la jornada intensiva se redujeran las ayudas. «Las becas siguen igual, el colegio tiene el mismo número de beneficiarios que el curso pasado, y no veo amenazada la continuad del comedor», dice satisfecha.
Los progenitores que tienen hijos en el vecino instituto público de Benicalap, donde los alumnos tienen jornada continua, destacan que con el nuevo horario concilian mejor la vida familiar: «ahora comemos todos juntos y no uno a cada hora», apunta Ángeles.
El AMPA en bloque de este colegio cuestiona el dictamen de la comisión de evaluación de la conselleria del programa experimental de la jornada continua. Los técnicos e inspectores de Educación han detectado un aumento de repetidores en las 9 escuelas públicas que aplican esta experiencia piloto desde el curso 2013-14, así como un empeoramiento de los resultados académicos en ocho de ellos. «No hay evidencias pedagógicas de los beneficios de la implantación de la jornada continua en el rendimiento del alumnado que justifiquen su generalización», resalta el informe.
El CEIP Ciutat Artista Faller no está entre las 9 escuelas pioneras en la jornada continua analizadas por los expertos de la conselleria, pues es uno de los 22 colegios de la segunda fase del programa experimental en los que Educación ha permitido implantar el horario matinal este curso. Este centro de Valencia solicitó participar en el plan piloto tras un referéndum en el que votaron el 80 % de los padres de alumnos y el 97 % de ellos aprobó el cambio de jornada.
