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Casa de Alba

El primogénito de Cayetana de Alba solicita el ducado de Liria y Jérica

Carlos Fitz-James Stuart debe esperar 30 días para comprobar si otros interesados reclaman el título

El primogénito de Cayetana de Alba solicita el ducado de Liria y Jérica

Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, primogénito de la duquesa de Alba y heredero del título de doña Cayetana, ha solicitado también, como era de esperar, el ducado de Liria y Jérica. Este título, con Grandeza de España, no le será otorgado hasta, al menos, el próximo mes de mayo cuando pasen los 30 días reglamentarios para que algún otro interesado se considere con derecho al título, según el Ministerio de Justicia.

La vinculación de la Casa de Alba con Llíria y Jérica se remonta al siglo XVIII. Felipe V quiso condecorar como merecía al general que dirigió a las tropas borbónicas en la decisiva victoria de Almansa (1707): James Fitz-James, el duque de Berwick y antepasado de la Casa de Alba. Como recompensa, Felipe V pensó en Llíria, una villa real como las grandes del reino (Valencia, Xàtiva, Alzira o Morella) que el monarca degradó a tierra de señorío jurisdiccional para crear el nuevo ducado de Liria y Jérica, con Grandeza de España aparejada. Lo fundó el 30 de septiembre de 1707 y se lo entregó, «como paga, premio y remuneración de vuestros grandes servicios hechos a mi Corona», al duque de Berwick, que en ese instante pasaba a serlo también de Liria. El historiador edetano Francesc Rozalén afirma que «puede considerarse como una venganza» hacia una villa antiborbónica durante la guerra.

Según recoge Rozalén, la primera visita del duque de Berwick a su Llíria fue el 2 de enero de 1708. Se hospedó en el mejor palacio: Ca la Vila, de estilo renacentista. Un detalle de aquella visita merece la pena ser destacado: el duque de Berwick mandó construir una cocina de estilo francés en el lugar que ocupaba la antigua capilla donde los jurats juraban sus cargos, que fue destruida.

El ducado de Liria pasó a su hijo y luego a su nieto, Jacobo Francisco Fitz-James Stuart y Colón de Portugal, que en 1738 se casó con María Teresa de Silva y Álvarez de Toledo, hija de los duques de Alba. Ahí empezó la relación Llíria-Casa de Alba. Además, lo hizo de una forma sentimental. Entre 1751 y 1753, durante 23 meses, los duques de Liria se alojaron en Ca la Vila de Llíria por problemas de salud de su esposa. La noble no sólo se recuperó de su enfermedad, sino que logró quedarse embarazada de su primogénito, que nació en Llíria y heredaría los títulos. Tan feliz recuerdo se llevó de la capital del Camp de Túria que cuando mandó al arquitecto Ventura Rodríguez construir su residencia en Madrid, la bautizó como «palacio de Liria». Este duque fue el primero que quiso ser enterrado en la iglesia de la Asunción de Llíria, en un sepulcro excavado en el centro del coro y cerca del presbiterio.

Unión definitiva en 1802

La unión definitiva de los títulos de Berwick, Liria y Alba tuvo lugar a la muerte sin descendencia, en 1802, de la decimotercera duquesa de Alba, la Cayetana que pintó Goya. Por herencia, su sobrino Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Fernández de Híjar-Silva, el séptimo duque de Berwick y Liria, asumió la jefatura de la Casa de Alba y un rastro de títulos de su tía. Fue él quien fijó en el madrileño palacio de Liria „hasta entonces residencia del duque de Berwick y Liria„ la sede de la Casa de Alba. Hasta hoy.

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