La organización Psicólogos Sin Fronteras no se mordió ayer la lengua al denunciar la pasividad absoluta del Gobierno frente al aumento de suicidios en España. La atención psicológica es la gran excluida de la sanidad pública con solo 4 profesionales por cada cien mil habitantes de media nacional y la mitad, o sea, solo dos en la C. Valenciana. Ni para migas.

Sin embargo, los problemas, la tensión y las preocupaciones cotidianas que han caído como un alud imprevisible sobre miles y miles de familias tras el descalabro financiero van en aumento. De hecho desde 2011 ha aumentado un 30 % la demanda psicológica que se resuelve con el portazo de la medicación psicotrópica cuyo consumo ha crecido un 40 %, justo lo contrario de lo que se debe hacer, apunta el presidente de Psicólogos Sin Fronteras, José María Toribio.

El profesional reivindica que la atención psicológica en atención primaria sea un recurso estable y permanente. Que el psicólogo tenga una consulta, como la tiene la trabajadora social o la enfermería para que el paciente pueda pedir cita y ponerse en tratamiento. «En cinco o seis sesiones conseguimos recuperar a una persona en crisis», afirma el profesional que ayer presentó en Valencia la campana «La atención psicológica salva vidas: por una salud mental digna».

También exige Psicólogos Sin Fronteras una iniciativa valiente y directa para reducir los suicidios, como existe en Cataluña que ha puesto en marcha un programa de emergencia para personas que protagonizan intentonas que en 24 horas reciben atención personal.

La ONG ha recogido más de dos mil firmas de ciudadanos que se han sumado a su histórica petición de que la sanidad pública abra la puerta a los psicólogos, ya que en la última Oferta Pública de Empleo, la Conselleria de Sanidad no ha sacado ni una sola plaza.

«Prefieren que se dispare el gasto de farmacia porque el consumo de psicofármacos se ha disparado», agrega el presidente de Psicólogos Sin Fronteras.

Toribio observa que el aumento de la tasa de suicidios, que es de un 30 %, coincide con el incremento del desempleo, «cada vez hay más gente que ha perdido la situación que tenía y eso lleva a la desesperación».

Se trata, explica, de personas que tenían una vida normal y a las que la crisis de repente les pegó una cornada terrorífica a la que pudieron hacer frente durante los dos primeros años pero que tras perder la casa, no encontrar trabajo y ver como el deterioro iba en aumento, sienten que el mundo se les ha caído encima y han entrado en la zona de exclusión.

«Si la Conselleria de Sanidad no saca plazas para psicólogos retrocederemos cada vez más, porque lo normal es tratar las crisis con atención psicológica «indicó Toribio„ no con un fármaco, que es lo que se está haciendo de forma sistemática».