El empresario y presunto cabecilla de las empresas implicadas en la «trama Gürtel», Francisco Correa, se comparó ayer con el «presidente de la Ford, que tiene sedes en muchos países y no sabe lo que se hace en cada planta». Esa fue su estrategia en su primera declaración como imputado en una vista oral, desde que fue detenido en febrero de 2009, por orden del juez Baltasar Garzón.

Correa se autodefinió como un «dinamizador de negocios. Genero negocio y me deben un respeto», aseguró sobre el conglomerado empresarial FCS («iniciales de Formación, Comunicación y Servicios, no de Francisco Correa Sánchez, como dice la Fiscalía», dijo) que llegó a tener 80 empresas satélite, «patrimoniales y no patrimoniales», que tocaron el cielo a mediados de los 90 cuando se convirtió en el organizador de los actos del PP, durante la etapa de José María Aznar.

Correa comenzó sosegado el interrogatorio. Pero acabó desafiando a la Fiscal Anticorrupción, Ana Cuenca. «No me pregunte por eso [...] Si tiene algo que ver con Fitur le contesto [...] No siga preguntándome porque no lo sé [...] Está usted preguntando con mala intención», soltó el empresario, que gustaba hacerse llamar «Don Vito», como el personaje de «El Padrino». La presidenta del tribunal y del TSJCV, Pilar de la Oliva, tuvo que llamarle la atención en varias ocasiones.

Aunque cuando se le preguntaba por Fitur, Correa tampoco respondía. «No lo sé, lo desconozco, porque yo no estaba en el día a día», respondió de forma reiterada cuando la fiscal se interesó por la información privilegiada sobre Fitur que, supuestamente, Orange Market obtuvo antes de los sucesivos concursos.

El empresario sí contó que a Álvaro Pérez «se lo rifaban todos los presidentes provinciales [del PP], porque era muy creativo. Es posible que Paco [Camps] le dijera: "Por qué no te vienes a Valencia y me haces alguna campaña? Aunque Álvaro se ha llevado muy pocos contratos de la administración». Correa también negó conocer a los responsables del PP valenciano, con los que compartía amigables conversaciones telefónicas (según se escuchó en las conversaciones grabadas, que Correa intenta anular) o haberles hecho regalos. «A Paco Camps lo vi una vez en la boda de la hija de Aznar», «dos veces» a Ricardo Costa (a quien vaticinaba que «acabaría siendo presidente del Gobierno») y a las ex conselleras de Turismo, imputadas en la causa, «las he conocido aquí, en el TSJCV».