«Pienso en lo que significó para la modernización del pensamiento de la economía y la política valencianas. Hoy es un acicate, un factor de motivación especial para el renacimiento de la C. Valenciana». Algo ha cambiado en la forma en que los socialistas valencianos, tan influidos por el pensamiento de Ernest Lluch, recordaban ayer al catedrático y ministro socialista respecto a cómo lo hacían hace unos años.

La recuperación del poder para la izquierda ha sustituido la melancolía por la voluntad de actualizar su legado. Se nota en las palabras del presidente Ximo Puig, que conoció al exministro allá por el 79 en un congreso del PCE en Madrid. Pero también en la forma en que lo recuerdan algunos de sus otros «hijos» en la política y la ciencia económica valencianas. Y es que Ernest Lluch, el socialista, el ministro, el profesor del que ayer se cumplieron quince años de su muerte asesinado por ETA, está más presente que nunca en la política valenciana. Sus alumnos en la Facultad de Económicas ocupan puestos de responsabilidad en la Valencia del cambio: Aurelio Martínez, presidente del Puerto; García Reche, responsable de la Agencia de la Innovación; Vicent Soler, conseller de Hacienda...

Hubo algo lluchiano en el gesto de Puig de incluir a los inmigrantes irregulares en la atención sanitaria: «El día que firmé el decreto [bloqueado por el TC] reivindiqué el pensamiento de Lluch. Fue emocionante continuar su obra», aseguraba ayer el jefe del Consell.

También hay algo lluchiano en la voluntad del Consell de devolver el pulso al tejido productivo. «Elevo a nivel de cambio de paradigma el ensayo 'La via valenciana'. Hasta 1975 Valencia se confundía con la naranja. Él hace ver que la diversificación productiva es un hecho y que además es exitosa, protagonizada por la pyme», evocaba ayer el conseller de Hacienda, Vicent Soler. «En el último capítulo se ponen las bases de la política industrial de los primeros gobiernos socialistas, todo eso que con Zaplana se abandonó y ahora queremos recuperar poniéndolo al día», remata.

Y es que además de formar parte del imaginario de la construcción democrática valenciana „fue uno de los Deu d'Alaquàs„, Lluch fue un científico. «Lo importante es que no siendo de aquí fue de los que primero advirtió sobre el modelo económico que se había estado generando durante décadas». El Impiva, la red de institutos tecnológicos, son «herencia de ese autoconocimiento», concluye García Reche.