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Investigación

De América a alcaldes del "poble" y luego represaliados

Un documental de InfoTV rescata la figura de numerosos emigrantes valencianos que retornaron de EE UU y ocuparon alcaldías en la República - Todos fueron perseguidos bajo el franquismo con fusilamiento, cárcel o exilio

De América a alcaldes del "poble" y luego represaliados

Dentro de la gran historia humana de los 15.000 valencianos que emigraron a Estados Unidos y Canadá entre 1906 y 1920, aquellos jóvenes aventureros que salieron del poble y llegaron en barco a Nueva York con el sueño americano de hacer fortuna y volver a la terreta, hay un capítulo olvidado que ahora emerge con fuerza y nitidez. Muchos municipios del bastión principal de aquel éxodo „la Marina Alta, el norte de la Marina Baixa, el sur de la Safor, las zonas orientales de l'Alcoià y el Comtat, y el sur de la Vall d'Albaida„ tuvieron después como alcaldes de la República y otros cargos importantes del ayuntamiento a personas que habían hecho las Américas y luego habían retornado a sus municipios.

Antiguos emigrantes a Estados Unidos que, tras regresar al pueblo con más dinero para comprar tierra y casas y con una mentalidad moderna made in USA, adquirieron un prestigio social en su municipio que les catapultó a ser elegidos alcaldes, concejales, secretarios o jueces de paz en los consistorios surgidos de la Segunda República. Así lo revela la tercera entrega audiovisual del proyecto Del Montgó a Manhattan. Valencians a Nova York, impulsado por InfoTV y que se presenta el próximo jueves con el estreno en Dénia del documental La guerra de sempre (disponible en infotelevisio.com.).

Pego, el Verger, Benimantell, Pedreguer, Gata, Tormos, Benissa, Beniarbeig, la Vall de Gallinera, l'Alfàs del Pi, Murla, Famorca, Torrebaja, Benigembla, Dénia, Ador, Corbera o Polop de la Marina. Todos esos municipios tuvieron como alcaldes republicanos a emigrantes que habían pasado una temporada en Estados Unidos huyendo de la pobreza que dejaban atrás por la filoxera que arrasó la viña, la escasez de jornales en el campo o la ausencia de una industria local emergente en su lugar de nacimiento.

En el área estudiada al detalle, la investigación de InfoTV ha localizado la existencia de 14 alcaldes republicanos y ocho alcaldes durante el franquismo que habían emigrado y retornado de Estados Unidos. Aparte de ellos, muchos otros cargos municipales surgieron de esa cantera de emigrados que habían regresado a casa.

Impulsores de reformas

Son personas, según explican los autores del documental „Juli Esteve, Antoni Arnau y Esther Albert„, que «militan en el Partido Socialista o en la Izquierda Republicana de Manuel Azaña pero que no buscan implantar ningún modelo soviético revolucionario. Lo que tienen en mente es lo que han visto en Estados Unidos: un capitalismo a penas matizado por la compasión y que no tendrá hasta las presidencias de Franklin Roosevelt (1933-45) ningún sistema público de pensiones o de prestaciones por desempleo. Pero, incluso así, ya era mucho más justo que el viejo sistema caciquil imperante en sus pueblos».

Como desgrana el documental, estos valencianos retornados que empuñaron la vara de mando republicana gobernaron pueblos que, en aquellos años, experimentaron reformas fiscales que gravaban a los ricos, o medidas progresistas como la escuela obligatoria hasta los 16 años, guarderías para que los padres pudieran trabajar, pavimentación de calles y llegada del agua potable.

Ahora bien: con la guerra se truncó. Todos estos alcaldes encontrados en la investigación, sin excepción, fueron represaliados en la posguerra. Uno, Aquilino Barrachina, alcalde de Pego del 32 al 39, fue ejecutado. Otros se vieron forzados al exilio, como los regidores de Dénia, Tàrbena o Parcent, que pusieron rumbo a Argelia. El resto sufrieron condenas a muerte, conmutadas por penas de cárcel, o prisión. Fue el caso de Pepe Morell, alcalde del Verger.

Tras estudiar Comercio y viajar a Londres, Pepe Morell llegó en 1912 a Nueva York, donde trabajó de contable de una multinacional proveedora del Canal de Panamá. Las cosas le iban muy bien. Una carta enviada a su familia „y escrita en valenciano por este hombre con cultura„ deja emotivo testimonio de esa prosperidad: «Vullguda filleta: ?Encara que no acabe d'entendre la teua escritura, ja em pense ben bé tot lo que vols dir-me. ¿Veritat que lo que tu vols és que el pare et porte papa bona, una nina ben bonica, una bota de seda, un collaret ben guapet i sobretot un bon floc per al moño? Veus com si t'ha entés el pare?».

«Matar a pallisses»

Morell volvió al Verger. En las elecciones de febrero del 36 fue elegido alcalde. «El tio Pepe se reunió con los ricos y les hizo pagar una cuota. 'Senyors, ací vosaltres teniu molt i hi ha molta gent que no té res'», recuerda en el documental Manuel Aranda, nieto de la hermana de leche de Pepe Morell. «Esta gente eso no se lo perdonó», añade. Jaume Doménech completa lo ocurrido: «Las denuncias eran venganzas y cosas? Ese hombre, lo que pone su ficha, nunca puede ser verdad. Que fue quien indujo a los crímenes, a los paseos que hubo en el Verger, de aquellas personas que los exaltados dieron el paseíllo y mataron. Había sido republicano y alcalde. Y basta».

Morell fue condenado a muerte. Le rebajaron la condena a 30 años. Pasó por distintas cárceles. Finalmente salió. Murió en 1946, ya fuera de prisión. «Físicamente „cuenta Aranda„ estaba muy deteriorado. Las palabras que me decía mi abuela eran: 'Al meu germà el van matar a pallisses'». Papa amarga.

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