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Especialista en Derechos humanos

"La politización del Consejo de Seguridad de la ONU provoca el caos absoluto como en Siria"

La catedrática de Derecho Internacional Penal Fannie Lafontaine advierte de los peligros que corre la institución

"La politización del Consejo de Seguridad de la ONU provoca el caos absoluto como en Siria"

Fannie Lafontaine es catedrática de derecho internacional penal, abogada y miembro titular del Instituto de Estudios Internacionales de Quebec, donde también actúa como investigadora en el Programa de Paz y Seguridad Internacional. Ha sido asesora y especialista de derechos humanos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, organismo que conoce a la perfección y cuyo futuro analiza para Levante-EMV, antes de las dos conferencias que tiene previstas en Valencia, de la mano del vicerrectorado de Cultura de la Universitat de Valencia.

En un mundo donde la paz parece una quimera, Fannie Lafontaine asegura, sin dudarlo, que las Naciones Unidas son «necesarias» sobre todo porque no hay alternativa. Sin embargo, ni lo duda: «Si las Naciones Unidas no cambian la estructura del Consejo de Seguridad, la misma desde 1945 „con 5 países permanentes con derecho a veto y 15 en total„ no tendrá futuro» ya que «es el órgano más importante de la ONU pero está muy politizado y eso tiene un riesgo de parálisis muy grande como vemos en Siria donde existen dos bloques: uno con EE UU, Francia e inglaterra y otro con Rusia y China. ¿La consecuencia? Un caos absoluto».

Limitar el uso del veto

Para vencer esa «parálisis»en algunos conflictos, Lafontaine destaca la propuesta de Francia para que «los estados permanentes se comprometan a no usar el veto cuando se trate de graves violaciones de los derechos humanos» y un cambio organizativo que «será una realidad a medio o largo plazo porque, de lo contrario, repito, la ONU desaparecerá».

La catedrática canadiense también recalca el que será el tercer cambio en las misiones de mantenimiento de la paz.

«Las primeras misiones fueron para mantener la paz, pero eso ya pasó. Hubo una segunda generación de misiones „que pretendieron imponer la paz y fracasaron de forma estrepitosa, como en Ruanda„ y ahora hay una tercera, que abarca conflictos diferentes porque frente a los estados existen grupos criminales. En la actualidad, las misiones de paz se centran en proteger a los civiles y eso nos lleva a dos nuevos cambios que se van a producir: el uso de drones para seguir a los grupos armados y brigadas de intervención más robustas. Ni la neutralidad ni la imparcialidad que debe guiar las misiones se aplica cuando hay civiles en peligro. Esa es la nueva línea», explica la experta.

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