El maquinista de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV), Francisco Viva Úbeda, ha confirmado en las Corts que la empresa permitía circular a 70 kilómetros por hora en el tramo donde se produjo el accidente del metro del 3 de julio de 2006. «Durante años la velocidad de itinerario era de 70 kilómetros por hora. Y se pasaba bien. Yo he pasado a 70 kilómetros por hora por esa curva».

Esta información es relevante porque se contradice con todos los peritajes aportados por FGV a la causa judicial que dictaminaron que cualquier tren que pasara por el tramo del accidente a más de 65 o 70 kilómetros por hora, descarrilaba. Según ha recordado el maquinista «la velocidad se redujo a base de avisar y de quejarse por parte de los maquinistas para que redujeran la velocidad», primero a 50 km/h y después a 40 km/h, unos tres años antes del accidente de 2006.

Viva Úbeda también ha reconocido que la curva donde se produjo el accidente «no estaba en perfectas condiciones» porque poco antes existía un bache (por la transición de la vía en balasto a hormigón) y un garrote (una ondulación en la vía que provoca un vaivén a izquierda y derecha durante la conducción), otros detalles que también han negado durante años los responsables de la empresa.

Francisco Viva Úbeda, que fue incluido en el expediente de regulación de empleo (ERE) de FGV, también ha defendido que una baliza «habría evitado el accidente fijo, fijo, fijo».