Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Análisis

El factor Barberá maniata al PP

El PP se debate entre ayudar a Bonig o poner el freno a las medidas disciplinarias para proteger a la exalcaldesa

La exalcaldesa acudió ayer al Senado, pero no hizo declaraciones.

«Podríamos haber tomado cualquier decisión sobre los concejales de Valencia, incluso la más extrema, y Génova no habría movido un dedo si en el paquete no estuviera la exalcaldesa». La reflexión hecha ayer por un responsable de la dirección regional evidencia que el factor Rita Barberá es básico para entender el conflicto interno que vive el PP respecto a qué hacer con los ediles y la aparente discrepancia entre Madrid y Valencia en torno a si se espera a que el procedimiento avance antes de decidir la expulsión o si se es ejemplarizante y se les saca ya del grupo popular municipal.

La hoja de ruta de PPCV, partidario de la contundencia, se vio alterada en el momento en que, contra pronóstico, Génova les arrebató el caso y anunció una investigación interna. La presión sobre el PP nacional ante los pasos dados por el juzgado de Valencia para la imputación de la exalcaldesa obligó a Rajoy a bajar su nivel de protección sobre Barberá y ceder ante los jóvenes de la dirección, como Maillo y Casado, partidarios de la solución quirúrgica.

La solución de meter en el mismo paquete a Barberá y a su equipo municipal vicia ya todo el proceso porque si Génova aplica mano dura con los concejales tendrá que hacerlo también con Barberá, a quien Rajoy sigue protegiendo. Sobre la exalcaldesa no ha recaído ninguna medida cautelar porque formalmente no está investigada, pero si esto ocurre, el camino está trazado. En la calle Quart son conscientes de que esta situación puede ser un gran obstáculo, ya que la reticencia de Rajoy y los históricos del PP sería enorme. Con todo, confían en que se acabe avalando su postura. Bonig y su equipo es consciente de que este asunto es una prueba de fuego para su liderazgo y que si Génova se desmarca quedaría desautorizada con un congreso regional a la vuelta de la esquina.

Ahora bien, nadie podría reprocharle a Bonig que le haya temblado el pulso. En todo caso, la obediencia debida a Génova ya no entra en los planes de la actual cúpula directiva regional, consciente también que el proceso de renovación será imparable en Madrid si Rajoy sale de la Moncloa.

Compartir el artículo

stats