El documento de la CEV hace una mención específica al Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones (ISD), respecto del cual la patronal provincial defiende la eliminación de «ataduras fiscales» para garantizar la continuidad de estas mercantiles. La idea es que «la sucesión pueda ser realizada bien por familiares o por directivos o personal afecto a la empresa sin tener que pasar el donante a tributar por esas ganancias patrimoniales supuestas».

El director del departamento de estudios de la patronal provincial, Ricardo Miralles, explicó ayer a este diario que en la sucesión de padres a hijos existe una bonificación sobre el 95 % del valor total, además de que están exentos los primeros 100.000 euros. Sin embargo, cuando el traspaso es del propietario a un familiar de tercer grado, por ejemplo, un sobrino, se establece un pago progresivo que va del 0 % al 32 % sobre el valor de lo recibido. Este porcentaje se eleva al 50 % cuando el que hereda es un directivo de la empresa familiar, bien porque el propietario no tenga hijos o porque los que tiene no quieren seguir la actividad de su progenitor. Según Miralles, la petición de la CEV tiene como propósito principal que se equipare fiscalmente la sucesión en la empresa familiar con la que beneficia al traspaso entre padres e hijos para evitar que unos impuestos muy elevados «acaben matando» a la mercantil porque al sucesor no le compense hacerse cargo del negocio. El Impuesto sobre Sucesiones representó en 2015 un 2,31 % del total de ingresos de la Generalitat a través de impuestos.