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Las ayudas de la diputación para restaurar bienes relegan a la Iglesia por primera vez

Las subvenciones al patrimonio civil superan en más del doble al eclesiástico en el plan de 2016

Fernando Giner ya no es presidente de la Diputación de Valencia. Formalmente salió del Palau de la Batlia hace nueve años. Pero en la práctica es ahora cuando se extingue una de sus principales obras, uno de sus sellos más característicos al frente de la corporación provincial: el conocido como plan de las iglesias, un programa creado en 2004 para subvencionar la restauración del patrimonio histórico-artístico de los municipios valencianos.

Después de doce años de primacía de la Iglesia, que siempre recibía más dinero público para restaurar sus bienes que el que percibían los ayuntamientos para rehabilitar el patrimonio civil local, la corporación que preside el socialista Jorge Rodríguez impulsa ahora un giro copernicano.

Las bases que aprobará dentro de unos días la junta de gobierno de la diputación para el próximo plan de restauración de bienes inmuebles de 2016 cambia el orden de prioridades de una forma clarísima. Se destinarán 2,5 millones de euros en total. Habrá 1,8 millones dedicados a ayuntamientos para sus bienes inmuebles, y 700.000 euros (dos veces y media menos) para que opten las instituciones sin fines de lucro, casi todas copadas por entidades religiosas: parroquias, conventos, hermandades o cofradías. El plan acomete un sorpasso laico.

Tradicionalmente, las iglesias usaban estas subvenciones (de entre 10.000 y 50.000 euros) para restaurar y automatizar campanas, reparar relojes de campanario, cambiar cubiertas de templos, reforzar contrafuertes, chapar la puerta de la iglesia, mejorar el pavimento, iluminar el templo, eliminar barreras arquitectónicas, dar una mano de pintura general o mejorar la afinación del órgano parroquial. Son todos casos reales.

El popular Fernando Giner, un hombre con fuertes creencias religiosas, nunca dudó a la hora del reparto. En su último año como presidente provincial (2007), las ayudas a las instituciones no lucrativas „que es como decir iglesias„ casi cuadruplicó a las subvenciones para consistorios: 2.377.025 euros frente a 628.035 euros.

Del igualitarismo al giro

El sustituto de Giner, Alfonso Rus „un hombre que iba a las misas y procesiones justas„, reequilibró las ayudas. Progresivamente, fue reduciendo las subvenciones para bienes de la Iglesia y aumentando el presupuesto de ayudas para los bienes inmuebles históricos propiedad de los ayuntamientos. Al final de su mandato, en 2015, el programa abrazó un igualitarismo inédito: una línea bienal para ayuntamientos de 2.140.000 euros, la misma cantidad que para entidades sin fines de lucro.

Es ahora cuando la diputación corrige los orígenes eclesiásticos de su plan de restauración: reduce a su cota más baja las ayudas a la Iglesia y, sobre todo, aumenta un 68 % el dinero para bienes histórico-artísticos de titularidad municipal.

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