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Entrevista

Núria Masnou: "Si la eutanasia estuviera bien regulada habría muy pocas solicitudes"

La médico intensivista reivindica la necesidad de mejorar la comunicación médico-paciente en las UCI

Núria Masnou: "Si la eutanasia estuviera bien regulada habría muy pocas solicitudes"

¿Con qué se queda del congreso de Valencia?

Durante muchos años, desde el grupo de ética éramos los que hablábamos que había que parar, pensar, decidir antes de actuar y quizá estamos en ese punto de inflexión. Estamos virando.

¿Se refiere al empecinamiento terapéutico?

Ahora hablamos de adecuación de cuidados. Es pensar en el paciente, en lo que quieren él y su entorno y pensar hasta dónde puedes llegar desde el punto de vista médico y qué puedes ofrecer que sea sensato y racional. Habíamos aprendido a trabajar y ofrecer y luego nos encontrábamos que teníamos un problema: empezar a hablar de limitación. Hay que pensar antes de actuar.

¿Y en qué momento están los intensivistas en este cambio?

Es imposible de cuantificar, pero estamos empezando. Hemos entendido más o menos que tenemos que dejar de hacer cosas ante un paciente crítico y eso, para cualquier médico, es muy difícil.

¿Para quién lo es más: para el médico o para la familia?

Es que si el médico no propone, nadie va a poner el cascabel al gato. Lo difícil del médico y sobre todo del intensivista, es saber identificar en qué momento del proceso vital del paciente estás y eso es muy difícil. Ante la duda, haz y, si el paciente es capaz de reaccionar, seguiremos. Si no, el objetivo terapéutico dejará de ser curativo para ser paliativo.

Esto debe de conllevar una carga emocional muy grande.

Sí, parecía una cosa solo de enfermería pero los médicos también sufrimos. Una cosa es que tú racionalmente seas capaz de entender que no hacer o retirar es lo mismo pero tu coronaria no lo vive igual, a ti te duele esa decisión. Llegar a ese punto de madurez es una parte más del proceso del intensivista.

Pero ese proceso de escuchar para decidir lo mejor no tiene que ser fácil de inculcar.

Pero tú copias modelos. La obligación de los mayores es ser buenos modelos lo que pasa es que es muy difícil. El médico tiene que ser compasivo, tiene que escuchar, primero al paciente si puedes y sino, a la familia. Y tengo que saber discenir qué hay de sufrimiento de la familia y qué hay de sufrimiento del paciente porque a veces se mezclan. Por ejemplo, en trasplante, las familias de los trasplantados son después las que más se niegan a la donación. Cuando preguntas por qué, la respuesta siempre es la misma: ´es que ha sufrido mucho´. No, ¿quién ha sufrido? El trabajo que tenemos en intensivos siempre es ese. Tenemos que hacer copartícipes a las personas en las decisiones pero hay que ser muy prudente para que no lo sientan como una presión, tenemos que comunicarnos excelentemente bien.

Precisamente la comunicación médico-paciente es una de las cosas más criticadas por los usuarios de la sanidad.

Coincido en que hay mucho que trabajar. La información es la asignatura pendiente porque es lo que te baja a nivel del resto. Si tú tienes una bata que te santifica y te aísla, de algún modo estás a salvo. La ventaja de la entrevista familiar, tal como la entendemos es que es asimétrica. Tú no sabes de qué te estoy hablando y te aconsejo. Ahora estamos intentando no ser paternalistas e ir hacia el autonomismo pero lo entendemos muy mal. Si nos explicásemos mejor, si nos comunicásemos, en vez de informar, tendríamos la mitad de problemas.

La imagen que se tiene de la UCI es el lugar donde se va a morir pero las tasas de supervivencia lo desmienten. ¿Ha cambiado el modelo?

La sociedad cree que somos la última puerta, que cuando alguien va a intensivos es que no había nada más que hacer y eso es un poco verdad pero el intensivo se ha repensado y ahora se ingresa a pacientes menos graves en el sentido estricto. Ahora ingresamos más gente mayor, enfermos frágiles que tienen muchas cosas pequeñitas, son como castillos de naipes. Cualquier pequeña cosa que pase, el castillo se derrumba. Como intensivista tu labor es apuntalar todo para ver si ese señor es capaz de recuperarse porque al final, los médicos, curamos muy poco.

Habrá compañeros que le recriminarán esas palabras.

¡Pero es verdad! ¿Quién cura? Cura el cirujano pero los intensivistas damos herramientas al cuerpo para que se cure.

Cuando llega el momento de irse y tú has firmado unas voluntades anticipadas para ser donante, si tu familia se niega, tus órganos no se donan. ¿Cómo es posible si yo quiero donar?

Sí, es así pese a las voluntades firmadas. Tenemos una ley que, pese a ser muy viejita, de 1979, era muy rompedora para ser una ley latina: todos somos donantes si no decimos lo contrario. En su momento, se dijo que no se iba a aplicar así porque iba a generar conflictos y se estableció la entrevista familiar. De todas maneras, la familia no consiente a la donación y es importante que lo sepan, porque le quitamos presión. Lo único que firman es que no saben que había oposición a ser donante por parte del paciente. Al final, lo que intentan es protegerte. Yo siempre digo que las negativas familiares no responden a que la gente sea mala, es que no pueden con el momento emocional en el que están. Muchas familias me dicen: ´venga dentro de una semana y le diré que sí, necesito tiempo´, pero yo no les puedo dar tiempo. Las negativas hay que respetarlas.

Aún así, el índice de negativas a la donación es muy bajo y las cifras de España en trasplantes son muy buenas.

Casi todas las familias tienen a alguien que ha recibido un órgano. El modelo que tenemos es bastante equitativo. Tú sabes que tienes el mismo derecho en el acceso al trasplante que cualquiera, tengas o no dinero. Eso hace que la gente entienda que son copartícipes de ese modelo. Se entiende como un bien social.

¿Qué haría falta para poner orden en el tema de los consentimientos en donación?

Es lo que tenemos, no puedes volver atrás. Hay que avanzar en cuanto a la muerte, que la gente se muera bien, eso sí, pero en donación no podemos volver atrás.

¿Qué piensan los intensivistas de la eutanasia?

Yo creo que debería estar regulada. Si nos creemos realmente que la autonomía es el bien último y máximo de las personas debería de tener un espacio. Seguramente si estuviera bien regulado habría muy pocas solicitudes.

¿Sí? Ustedes tienen la experiencia con los pacientes€

No, nosotros tenemos conflictos incluso cuando tenemos que sedar a pacientes en situación terminal.

¿Con la familia o entre los mismos médicos?

Con todos. Cuando tú decides que un paciente no tiene salida ¿qué es lo mejor para él? Para cada uno de los que estamos ahí es una cosa distinta. La familia si algo te pide es que sea rápido y que no sufra. Lo que no es de recibo es que sabiendo que alguien se muere, las agonías sean largas porque tú tienes medios, pero este es un terreno muy resbaladizo. Entran en juego tus valores, tu moral, pero también la mía. Yo también tengo valores y mi manera de entender la vida y la tuya, a veces, entran en conflicto. Eso no se puede imponer, por eso creo que la eutanasia debería estar regulada para casos de enfermedad degenerativa y progresiva. Si sabes cuál es tu final, poder decidir en qué momento te vas yo creo que es un acto de respeto casi.

Cuando se tocan temas tan personales, ¿el debate estará abiertos entre los intensivistas?

Hemos dejado de discutir de la eutanasia porque hemos visto que no nos la van a regular. Es algo muy personal, no me vería capaz de imponérselo a nadie aunque ayudar a bienmorir también está dentro de mis funciones. A los intensivistas nos toca pero todos tenemos una parte de responsabilidad y la sociedad también. No podemos pensar que somos eternos. Aún así, tengo poca fe de que lo de la eutanasia se mueva. No creo que sea una prioridad en este momento, tenemos más problemas.

A lo mejor a la sociedad le falta madurar para que no fuera una ley que levantara ampollas€

Cuando la gente no madura, se cae del árbol podrida. No podemos estar esperando a madurar. Algún día hay que empezar a hablarlo porque, sino, no lo vamos a poner sobre la mesa.

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