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Un testigo fiable

La peor sequía del Turia contada por los árboles

Los doce meses previos a julio de 2012 fueron los más secos desde 1694

Una investigadora tomando una muestra.

Un grupo de investigadores del Departamento de Geografía de la Universitat de Zaragoza ha reconstruido gracias a la información acumulada en los troncos de 170 árboles de las montañas de Teruel el régimen de lluvia vigente en zonas de la Cordillera Ibérica desde 1694.

Los árboles se sitúan en comarcas como las de Gúdar, Javalambre o el Maestrazgo y los periodos de sequía o de lluvias abundantes que se han alternado en el área de investigación marcaron la disponibilidad de recursos hídricos tanto en la cuenca vertiente al Ebro, en el río Matarraña, como en el Mijares y en la cabecera del río Turia.

Los árboles, de cinco especies distintas, que han aportado la valiosa información se encuentran distribuidos en 21 zonas, situadas a una altitud media de 1.600 metros, donde sobreviven ejemplares de gran porte. Dos incisiones a cada árbol mediante un pequeña barrena permiten obtener una sección de los anillos de crecimiento, más anchos en periodo de lluvia y apenas diferenciados cuando sufren una sequía.

Ernesto Tejedor, investigador principal del trabajo publicado en Internacional Journal of Biometeorology, explica que la aproximación «indirecta» que representa el análisis realizado sobre 336 muestras y 45.648 anillos de crecimiento mediante la dendrocronología ha sido validada tanto por las series instrumentales „datos obtenidos por 30 estaciones meteorológicas próximas a los árboles„, como por estudios similares realizados en cuencas mediterráneas de Turquía y Rumanía.

Tejedor recuerda que la medida continuada de datos de lluvia es algo relativamente «reciente», que en muchos casos impide remontarse más allá de 1950, y obliga a recurrir a este tipo de fuentes indirectas, incluso las que ofrecen los archivos parroquiales, donde la gravedad de las sequías se refleja en rogativas, procesiones y «hasta en cambios en el patrón titular», bromea el investigador.

«Ese hueco en la información disponible es el que estamos cubriendo con la investigación», explica.

La «peor» sequía

Según Ernesto Tejedor, el uso de la dendrocronología, transformado en un Índice Estandarizado de Precipitación (SPI), ha permitido reconstruir el clima de la Cordillera Ibérica desde 1694 y ha desvelado que los doce meses que precedieron al mes de julio de 2012 fueron los más secos de todo el periodo contemplado.

El equipo dirigido por Tejedor ha identificado 11 sequías especialmente graves en 2012, 1931, 1879,1741,1803,1965,1726,1967, 1986,1994 y 1725. También periodos extremadamente húmedos en 1952,1976, 1997, 2011, 1997, 2011, 1977, 1788, 1914, 1959, 2010 y 1964.

El estudio identifica también la frecuencia con la que se suceden los fenómenos extremos „sequías y lluvias torrenciales„ que fueron abundantes en el siglo XVIII, para disminuir notablemente en el XIX.

«Sin embargo, la frecuencia de los eventos extremos aumenta de nuevo durante el siglo XX, sobre todo en los últimos 80 años, lo cual es consistente con el último informe del IPPC, que vincula las actividades antropogénicas con el cambio climático global», apunta.

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