Vivimos una eclosión del grado de Matemáticas, que cada vez es más solicitado, y además es de las titulaciones con mayor empleabilidad. ¿A qué lo atribuye?
La alta tasa de ocupación es una gran noticia que tiene que ver con la buena formación y con la flexibilidad de los titulados en Matemáticas, porque tienen una formación variada, porque están acostumbrados a resolver problemas difíciles, a concentrarse con ellos y a encontrar soluciones. Yo creo que eso va a seguir siendo así y espero que mucha gente buena siga queriendo hacer matemáticas, y que también quieran hacer investigación porque es muy importante que haya un relevo generacional.
¿Como ve la situación actual de la I+D tras estos años de recortes tan duros debido a la crisis?
A día de hoy no estoy seguro de que los niveles de inversión estén recuperándose adecuadamente. Yo creo que es necesaria, pero no sé si sucederá, una reflexión muy seria por parte de los partidos mayoritarios sobre la I+D. La investigación es cara y se debe entender que una buena parte de ella, ni siquiera la que llamamos aplicada, no tiene repercusión inmediata en la vida social y económica. Pero, yo creo que un país se hace rico haciendo investigación. La crisis en lo que ha afectado ha sido en la renovación del personal investigador, pues no hay plazas para la gente joven. La universidad está bloqueada y no hay otras alternativas claras al no haber inversión suficiente.
Debe ser duro ver cómo los jóvenes investigadores que forman tienen que marcharse al extranjero o abandonar...
Es duro. Algunos de los jóvenes que hemos formado y que son muy buenos van dando vueltas por el mundo o están colocados en posiciones muy por debajo de lo que deberían estar. Para los investigadores de mi generación es duro formar gente a la que luego no se le ofrece alternativas y no todos, por razones personales perfectamente respetables, están dispuestos a buscarse la vida en el extranjero para continuar con su carrera.
