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El reto es llegar al 50 % de la materia orgánica antes de 2020

Los ayuntamientos deberán adaptarse a recoger la materia orgánica de forma selectiva para cumplir con Europa

El proyecto de recogida selectiva de materia orgánica que pondrá en marcha en noviembre el Ayuntamiento de Valencia se enmarca dentro de la estrategia del Consell de mejorar la calidad del compost que se genera en la Comunitat. «El objetivo es que el 50% de la materia orgánica se recoja de manera selectiva, siguiendo las directrices europeas», explica Joan Piquer, director general de Cambio Climático y Calidad Ambiental, que apunta que en la Comunitat se producen dos millones de toneladas al año, de las que «se podría recoger selectivamente un 40 %». Actualmente «ya se realiza compost con material biodegradable procedente de restos de poda» en plantas de tratamiento como la de Cervera del Maestre, señala Piquer. El director general señala que las instalaciones de Campello, Xixona, Villena, Elx y Vega Baja todavía «se tienen que preparar», sin embargo, apunta que la de Alicante empezará a tratar materia orgánica «el próximo semestre» y la mayoría de las plantas de tratamiento ya están preparadas.

La Generalitat ha puesto el límite de 2020 a todos los ayuntamientos para que se adapten a la recogida selectiva de materia orgánica. La legislación europea, nacional y autonómica así lo establece y los ayuntamientos «deben cumplir esa obligación legal», advierte Piquer, que añade que habrá un «canon de entrada» para las basuras no recogidas selectivamente, debido a que su tratamiento es más difícil que las que sí se han separado. «Los ayuntamientos que no lo cumplan tendrán que pagar el canon», anticipa Piquer que aclara que esa tasa se la ahorrarán las localidades que sí se hayan adaptado al nuevo sistema.

Si huele, hay putrefacción; no vale

El compost es una «fermentación» de la materia orgánica que «debe realizarse con aire», es decir, que no vale «amontonar y olvidar», lo que obliga a remover el material «de vez en cuando», según explican varios expertos del sector a este diario. Durante el proceso, es importante que haya humedad, «pero sólo humedad», insisten, ya que si la materia orgánica está mojada «tenemos el problema de que no haya aire» lo que puede provocar que rezumen líquidos lixiviados. Otra señal que nos indica la calidad del compost es el olor: «No tiene que oler mal, la fermentación no es una putrefacción», aclaran.

Así, detectar en los centros de tratamiento un olor «desagradable» es un indicio de que el compost se está pudriendo, es decir, que no está fermentando correctamente. En su opinión, las instituciones públicas y las empresas del sector en la Comunitat «no lo hacen del todo bien». De hecho, Joan Piquer reconoció públicamente que en la Comunitat no se produce compost, sino «residuos mezclados convertidos en material bioestabilizado» que también se conoce como compost «antiguo o de segunda calidad» que «se vende entre 1 y 2 euros la tonelada», mientras que el precio del compost de calidad, 100% orgánico, oscila «entre 7 y 10 euros la tonelada».

Los técnicos critican que «se regala» a los agricultores un compost de mala calidad, donde la materia orgánica está mezclada con restos de plástico y otros materiales. Según los expertos, para realizar un compost óptimo hay que invertir en una infraestructura que no rezume lixiviados, en la «formación del personal» y en hacer bien la parte «más difícil»: separar la basura orgánica del resto.

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