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Estrategias

El PP de Bonig acecha a Ciudadanos

Los populares consideran clave recuperar el voto de C´s para continuar creciendo, pero también un socio en el centro para regresar al Consell - El acuerdo con el PP ha pasado factura al partido de Rivera, dividido internamente en la C. Valenciana

Corría la primavera de 2015 y los populares ya sentían en su cogote el aliento de Ciudadanos. El partido liderado por Albert Rivera había pasado de ser una formación apenas relevante en Cataluña a convertirse en otra con vocación de influir en la política nacional, incluso con opciones, al menos así lo atestiguaban algunas encuestas, de convertirse en la primera fueza política de España. Por primera vez, el Partido Popular se enfrentaba a un competidor en terreno propio. Ciudadanos pescaba en su mismo caladero y aquello requería una reflexión en profundidad. Tanto es así, que en Génova los gurús se esmeraban en hallar la estrategia más adecuada para frenar el huracán Ciudadanos. La reflexión, por supuesto, también se produjo en el seno del PPCV, una organización que llevaba 20 años en el poder y que daba signos claros de agotamiento.

El partido, entonces liderado por Alberto Fabra, llegó incluso a contratar los servicios de analistas en busca de orientación. ¿Cómo frenar el avance del partido emergente?, se preguntaban los populares. El dilema era si ignorarlos en sus discursos e iniciar un acercamiento discreto en vistas a una posible alianza postelectoral o entrar en el cuerpo a cuerpo. Unos, como Fabra, abogaban por una política de no agresión; mientras que otros, como la entonces alcaldesa Rita Barberá era partidaria dar cera a una formación que había convertido en su bandera los casos de corrupción el PP.

La discusión devino entonces en estéril ya que el resultado del 25M no dio pie a que el amor o el odio entre C´s y el PP tuviera consecuencias (léase, posibilidad de gobernar conjuntamente en la Generalitat o en el Ayuntamiento de Valencia). Año y medio después, la diatriba se ha instalado de nuevo en el PP valenciano, aunque las circunstancias han cambiado.

Contra pronóstico, el PP ha iniciado un proceso de recuperación electoral que en el caso de la C. Valenciana hace albergar esperanzas a los populares de recuperar en 2019 el poder institucional. Las elecciones generales (dos citas en diez meses) han ido constatando que el PP empieza a resurgir y su enemigo/posible aliado, C´s, se desinfla. El trasvase de votos se ha reactivado, pero ahora hace el camino inverso. Ciudadanos creció entonces en parte por la caída en desgracia de una siglas que en la C. Valenciana iban unidas a la corrupción y el despilfarro. Pero ahora es Ciudadanos quien tiene el viento en contra. La formación que lidera Rivera se ha desangrado en el periodo que va de las autonómicas a las generales de junio. Y las encuestan vaticinan mayor pérdida de apoyos si se convocaran terceras elecciones. Parece que su acuerdo con el PP de Rajoy les ha pasado factura. En la Comunitat, C´s también ha caído, si bien aguanta más que en el conjunto nacional. Ahora bien, el partido no pasa su mejor momento interno. Está dividido y se enfrenta a un congreso a cara de perro. Al margen de cuestiones personales (partidarios o no de la exportavoz Carolina Punset, con destino en Bruselas), hay un debate entre quienes quieren alejarse del PP y quienes no rehuyen un acercamiento.

En este contexto, los populares estudian con cuidado la mejor emboscada a C´s. El nuevo PP de Isabel Bonig cree en su recuperación electoral, pero es consciente de que los tiempos de la mayoría absoluta han acabado. De ahí que ganar holgadamente las elecciones sigue siendo insuficiente, sobre todo si enfrente hay una izquierda que, pese a las diferencias, se mantendrá unida en el poder. De ahí que uno de los retos que tiene el PP es acertar en su estrategia respecto al partido de Rivera. La cuestión es crecer a su costa, pero ayudar a que no se hunda del todo, porque sólo Ciudadanos podría ser su muleta si las cuentas salen los próximos comicios.

El interés del PP en que C´s sea visualizado como su marca blanca resulta evidente. Con escaso éxito, la organización popular ha tratado de atraerse a Ciudadanos, de convencerle de que juntos pueden poner las cosas difíciles al tripartito. Y, en parte, lleva razón. La suma de sus diputados podía haber bloqueado la nueva RTVV o la renovación de entidades como el Consell Jurídic Consultiu. Pero Ciudadanos, por convicción o estrategia, no quiere aparecer como aliado de un PP al que todavía le crecen enanos por caso de corrupción. Este cordón sanitario por el que una parte de Ciudadanos apuesta ha impedido que prosperarán incluso acuerdos preelectorales. Aunque de forma informal, según ha sabido este diario, los populares tantearon al partido de Rivera sobre una posible entesa al Senado para evitar que la frustrada alianza con la izquierda dejara al PP fuera del Senado. Aquello quedó en amago, pero tres años en política pueden ser una eternidad. Hoy el PP es la fiera y C´s la presa, pero el ecosistema de la política valenciana podría cambiar como lo ha hecho en el último año y medio.

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