La crisis ya asomaba en toda su crudeza cuando el anterior Consell del PP popularizó el llamado «modelo alemán» para el pago de infraestructuras. Una fórmula que le permitía mantener una apariencia de política expansiva e inversora pero sin abonar un solo euro en unos años, los primeros de la crisis, en que los recortes ya campaban a sus anchas.
Las constructoras adelantaron el dinero para obras mientras pudieron aunque cuando la crisis se recrudeció dejaron de hacerlo. El Consell se comprometió a pagar cuando volvieran los buenos tiempos, que ya no llegaron. Pero las facturas siempre regresan y la herencia de la gestión anterior se lleva del presupuesto del Consell para 2017 un mordisco importante. Tres euros de cada diez que el ejecutivo del Botànic ha presupuestado en obra pública se destinan al pago de infraestructuras heredadas y en algunos casos inauguradas hace años o simplemente sin uso, como ocurre con la línea T2 de Metro, que nunca se ha podido acabar; en la que se invirtieron 195 millones de euros y que aún requiere otros cien para ponerla en marcha.
Carreteras, avenidas y metro
No es la única. También quedan por pagar la autovía de la Plana, la CV-10, que se abrió en años de gobierno del PP; la CV-13 del aeropuerto de Castelló a Torreblanca o la CV-35, la autovía de Llíria. Además, infraestructuras como la avenida de Dénia o el paseo de Benidorm de Alicante, abiertas hace ya años, vuelven a aparecer en el presupuesto para 2017 porque aún no están amortizadas, como ocurre con la T4 de Metrovalencia.
La Conselleria de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio ha destinado para 2017 un total de 114,8 millones de euros para inversión real, pero 34,2 millones de euros son facturas del «modelo alemán». Obras Públicas aumenta para el próximo año su presupuesto de 228 a 239 millones de euros y una de las áreas de inversión que más crece es Ferrocarrils, un 38,2 % más al pasar de 16,4 a 22,6 millones de euros.
La mayor subida porcentual
El presupuesto para 2017 registra el mayor aumento porcentual de la inversión en al menos una década, aunque en términos absolutos se sitúa a niveles de 2014.
El Consell incluye en el presupuesto una previsión inversora de 491 millones de euros y otros 485 en transferencias de capital, lo que supone un aumento del 30 % y el 40 % respectivamente respecto al ejercicio anterior. En la historia reciente no existe un aumento porcentual de este tipo. Con todo, el Ejecutivo no quiere sacar pecho del crecimiento inversor porque el Gobierno de España vigila con lupa todos sus movimientos. Pero hay un cambio de tendencia incuestionable, ya que tras una decena de presupuestos en caída inversora, el porcentaje aumenta de forma muy considerable después de que el Consell del Botànic se estrenara con aumentos del 10 %.
