Mientras Juana Rivas, la granadina que permanece en paradero desconocido tras incumplir la resolución judicial que la obligaba a entregar a sus dos hijos al padre condenado por maltrato, sigue en pie de guerra, y a la espera de que se produzca el reencuentro entre la valenciana María José Carrascosa y su hija, previsto para este mes de agosto, después de once años sin poder abrazarla, nueve de los cuales los pasó en una prisión de EE UU, hay otro caso de sustracción de menores por el que lleva años peleando un padre británico con residencia en l'Eliana. Su mujer se los llevó a Chile en febrero de 2011 aprovechando un viaje de éste al Reino Unido y desde entonces la batalla judicial por recuperarlos ha resultado infructuosa al no poder localizar el juzgado de Llíria de forma alguna a la presunta autora de un delito de sustracción de menores.

Para Martin Pickett, quien en estos seis años apenas ha visto diez minutos a sus hijos -que ahora tienen 13 y 16 años-, este tipo de casos son abordados por la Justicia de forma distinta si es el padre quien se lleva sin permiso a sus vástagos o, como en su caso, es la madre la que hace oídos sordos al juzgado, que le denegó expresamente la salida del país, y los secuestra ocultándolos en el extranjero.

Incluso cuando en diciembre de 2015 viajó a Chile para tratar de localizarlos por sus medios, «allí me hicieron sentir como si yo fuera el delincuente», recuerda Pickett, quien fue denunciado por maltrato psicológico por su esposa, aunque dicha causa ya fue archivada en España en el año 2012. En la escuela Rural de Riachuelo en Río Negro (Chile) se produjo el breve encuentro con sus hijos. «No pude hablar mucho, unos diez minutos como máximo, porque la escuela me dijo que la madre no me daba permiso para hablar con ellos», explica Pickett. «Vinieron a verme voluntariamente aunque pensaban que yo les había abandonado», recuerda.

Actualmente sospecha que los menores están «al sur del país en un lugar apartado», pero ni siquiera su madre está con ellos, según las informaciones que ha recabado. «Los ha abandonado con sus abuelos maternos», apunta este padre, quien asegura que solo busca lo mejor para ellos. «Mis hijos están sufriendo, no tienen una educación buena. Aquí estaban matriculados en el colegio Iale de l'Eliana y allí no sé si están ya escolarizados», remarca.

Fue precisamente el centro escolar de l'Eliana quien alertó en febrero de 2011 al padre de los menores informándole que éstos no estaban acudiendo a las clases y que la madre no atendía a las llamadas de teléfono. Cuando el hombre trató de localizar a su mujer, sus vecinos y conocidos le confirmaron que se había marchado del domicilio familiar con sus dos hijos.

Aunque el juzgado había denegado la solicitud de la madre de llevarse a sus hijos a Chile para visitar al abuelo de éstos, la mujer logró la documentación para sacarlos del país sin la autorización paterna. Pickett sostiene que su esposa contó con ayuda externa y apunta a las amistades que su padre tenía en el consulado.

Varios archivos y recursos

Desde ese momento Martin Pickett inició una batalla judicial para lograr recuperar a sus hijos, ya que su madre se los llevó a Chile sin auto ni sentencia alguna de custodia favorable. No obstante, en un primer momento, el Juzgado de Instrucción número cuatro de Llíria acordó el sobreseimiento provisional al «no aparecer debidamente justificada la perpetración de delito».

En julio de 2013 la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de València estimó el recurso presentado por el padre de los menores y reabrió la investigación «de los graves supuestos hechos objeto de denuncia», solicitando el «auxilio internacional oportuno».

El pasado mes de febrero el abogado de Pickett presentó una solicitud para que se ordenara la detención y extradición de Macarena B. P. B., de 42 años, por un delito de sustracción de menores. Aunque el Ministerio Fiscal se mantiene a favor del sobreseimiento provisional de la causa hasta que ésta sea localizada, «el fiscal no se opone a la orden de búsqueda, captura y detención internacional de la denunciada». El juzgado encargado del caso todavía no se ha pronunciado y el padre sigue sin perder la esperanza en poder reunirse con su hijos.