Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Más de 38.000 animales se utilizaron para experimentación en 2016

El dolor durante los ensayos sigue siendo fuente de polémica entre los grupos animalistas

Más de 38.000 animales se utilizaron para experimentación en 2016

La experimentación animal puede considerarse como uno de los procesos más importantes a la hora de prevenir enfermedades. Cáncer, diabetes o alzhéimer son algunas de las enfermedades cuya cura puede surgir a partir de ello. Con lo que respecta a la experimentación cuyo fin es la testación de todo tipo de cosméticos, esta quedaría excluida al estar prohibida en España y en toda la Unión Europea desde 2003 habiéndose hecha efectiva la ley en 2009.

En concreto, los centros habilitados para evaluar proyectos en la Comunitat Valenciana son: la Universitat de València, el Centro de Investigación Príncipe Felipe, la Universidad Miguel Hernández, la Fundación para investigación del hospital La Fe, la Universitat de Alacant, la Jaume I de Castelló y la Politécnica de València.

Entre todas estas instituciones, el número de animales utilizados para diferentes ensayos, según fuentes de la Generalitat, llegó a cerca 38.000 ejemplares el año pasado. Todos ellos están repartidos entre roedores (65 %), peces (26 %), conejos (4 %), gallinas (2 %), cerdos (1 %), y en menor porcentaje ovejas, cabras, hurones y ranas. Se trata de animales empleados para investigación básica del sistema nervioso, gastrointestinal, endocrino y órganos sensoriales, entre otros.

La Universitat de València cuenta con el Servei Central de Suport a la Investigació Experimental, un departamento que presta al centro todo lo necesario para practicar dichos ensayos. Los ejemplares se encuentran reunidos en cuatro animalarios, según explica la técnico superior del centro Ana Díaz. «Nuestros estudios se basan en la prevención de enfermedades oncológicas o que afectan al metabolismo aunque también tenemos proyectos con el IVI», afirma la propia Díaz.

Por su parte Inmaculada Noguera, profesora del mismo centro y codirectora de los cursos de experimentación con animales, explica que se establecen tres niveles «dependiendo del tipo de trabajo a desarrollar». De tal forma que el nivel A correspondería al cuidado de los animales, el B al procedimiento experimental y el C al diseño de los procedimientos.

La procedencia de estos depende de las exigencias de cada investigación pero en el caso de la UV provienen de Estados Unidos. Cada envío de seres vivos, según las mismas fuentes, supone un desembolso de 1.600 euros.

El pasado año se oficializó el Acuerdo de Transparencia en Experimentación Animal, promovido desde la Confederación de Sociedades Científicas de España (Cosce), con la colaboración de la Asociación Europea para la Investigación Animal. «Alcanzar los más altos estándares de bienestar animal» además de «promover el uso de métodos alternativos y la reducción de ejemplares utilizados» se constituyeron como los objetivos de todas las entidades adheridas a dicho acuerdo.

Pacma pide alternativas

Según el último informe del Ministerio de Agricultura y Pesca la tasa nacional de experimentación con animales habría caído un 40 % respecto a datos de 2009, siendo la mayoría de ejemplares ratones (461.000), peces (190.000) o ratas (61.000). Sin embargo, este informe también refleja el número de procesos con dolor, estrés o angustia. De él se desprende que 62.000 ejemplares sufrieron procedimientos severos, 221.000 moderados y 426.000 leves. Además, otros 99.000 animales fueron sometidos a un procedimiento con anestesia general tras el que no recobraron la consciencia.

Desde Pacma (Partido Animalista Contra el Maltrato Animal en España), van más allá y su posición se centra en «una apuesta por métodos alternativos» para reducir el número de seres vivos sometidos a este tipo de ensayos. Para ello proponen un método basado en la realización de cultivos in vitro de células, tejidos y órganos. Para este partido buscar otras formas de investigación que no impliquen sufrimiento animal «supone un imperativo moral». Una de sus portavoces, Silvia Barquero, alega que el acuerdo de transparencia promovido por la Cosce «es algo insustancial porque debería ser obligatorio que los centros de experimentación fueran totalmente transparentes». Según Barquero, PACMA siempre estará a favor de que la ciencia se comprometa con los parámetros más estrictos de la ética en lo que a experimentación con animales se refiere.

Los centros de estudio consultados dicen que, además de estar adheridos al acuerdo de transparencia, «son conscientes» del sufrimiento que crean aunque tratan de utilizar procedimientos cada vez «menos perjudiciales».

Compartir el artículo

stats