Los niños valencianos están expuestos a 5,4 veces más mercurio que la media de la población europea. Esta es la principal conclusión del estudio realizado por la Subdirección de Seguridad Alimentaria de la Conselleria de Sanidad para determinar los niveles de exposición de la población valenciana a diferentes contaminantes ambientales, la mayoría procedentes de la dieta.
Que el hábito de comer más pescado ponía a los valencianos, y a los españoles, a la cabeza de los ciudadanos más expuestos a metales pesados como el mercurio (presente en los grandes pescados como el atún y el pez espada) era algo que los expertos ya conocían. Tomando como referencia los niveles de este metal presente en el pescado que comemos y haciendo una extrapolación de una dieta «normal» de un valenciano medio, los investigadores conocían a qué cifras se estaban enfrentando pero es la primera vez que se ha llevado a cabo un estudio con muestras biológicas para refrendar estas cifras.
Para llevarlo a cabo, técnicos de la Conselleria de Sanidad han recogido muestras de orina y pelo de 666 niños de 6 a 12 años de toda la Comunitat Valenciana. Los primeros resultados de este programa de biomonitorización (los referentes al pelo de los escolares) desvelan que, tal como se sospechaba, los niños valencianos están expuestos a más mercurio que los de otros países no mediterráneos. En concreto la media es de 0,788 microgramos de mercurio por gramo de pelo, una cifra 5,4 veces mayor a la media de 17 países europeos (0,145) y 6,5 veces mayor a la media de los Estados Unidos.
Los resultados, aunque impactantes «ni sorprenden ni deben preocupar», según explica el subdirector de Seguridad Alimentaria, Vicent Yusà. En este sentido, el responsable del departamento ha explicado que la media obtenida era «más o menos la esperada» teniendo en cuenta anteriores estudios sobre la dieta.
Y es que la explicación a estos niveles de mercurio en el pelo de los niños valencianos hay que buscarla directamente en el consumo de pescado. «A más consumo, mayores son los niveles. La exposición principal es por la dieta y por comer el pescado que lo contiene», explicó Yusà. Esto no significa que se esté comiendo pescado tóxico: «Hay control sobre las piezas que se comercializan y todas ellas son seguras pero como se consume mucho pescado la exposición es alta porque la presencia de metales en ellos nunca en cero».
Pese a la media obtenida, los expertos aseguran que los niveles no son peligrosos. «Esto no significa que causen efectos perniciosos o enfermedades», insisten. De hecho, están lejos de los niveles que las distintas agencias europeas e internacionales establecen como recomendables. La Agencia americana de Protección del Medio Ambiente (USA EPA) marca un límite de un microgramo de mercurio por gramo de pelo, mientras que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria aumenta este valor guía hasta los 1,9 microgramos/gramo y la Organización Mundial de la Salud lo eleva a los 2,3.
Tras determinar la presencia de mercurio, la administración espera ahora a procesar las muestras de orina de los niños para ver qué presencia de plomo, arsénico o cadmio -y hasta 14 metales diferentes- están presentes en nuestro organismo a través de lo que comemos.
La intención de la administracion, tras este primer estudio en 25 colegios con niños de 6 a 12 años, es repetir los análisis cada cuatro años para conformar una base de datos con muestras biológicas.
