El primer mitin que Pedro Sánchez, el secretario general del PSOE, ha protagonizado después del 1-O tuvo lugar ayer, en València. El líder socialista clausuró la Fiesta de la Rosa del PSPV, este año dedicada a reclamar una financiación más justa de la Comunitat Valenciana. Como no podía ser de otra manera, gran parte de su intervención estuvo centrada en la situación de Cataluña y las relaciones con el resto de España, en un momento que calificó como «dramático y traumático».

Sánchez no dudó en afirmar varias veces que «no hay ninguna vía unilateral en democracia», en referencia a las decisiones del gobierno catalán durante los últimos días, y acusó a los independentistas de acometer «un atropello del Estatut catalán, la Constitución y los derechos de la oposición y del Parlament Català».

El líder socialista aprovechó para dirigir unas palabras «a los que están en la vía unilateral»: «La democracia no es a la carta, ni es poner urnas vacías de garantías, ni la ruptura unilateral». Además, defendió que «si alguien ha intervenido la democracia son los principales dirigentes de las instituciones catalanas».

Ante esto, Sánchez pidió al gobierno catalán «que vuelvan a la legalidad democrática» y matizó que el PSOE se posicionará con la «legalidad constitucional» si el Ejecutivo que dirige Carles Puigdemont hace efectiva la independencia, y apuntó que respaldará «la respuesta ante cualquier quiebra», matizó. «Vamos a pedir diálogo, negociación y pacto hasta el último minuto, pero si hay una quiebra unilateral de nuestro Estado de derecho, estaremos al lado de la integridad territorial de nuestro país y de la Constitución», anunció. Por eso, en el espacio de diálogo que plantea aseguró que «cabe todo salvo la intransigencia, la ilegalidad y la unilateralidad».

Para resolver el conflicto, pidió al Gobierno catalán «que abandone el camino del secesionismo y que vuelva al camino de la democracia, donde les esperamos para hablar, dialogar y pactar». No obstante, se lamentó de que en la política española «el diálogo es un rara avis y se nos critica a quienes lo defendemos». Como ejemplo de negociaciones que funcionan, Sánchez puso el Pacte del Botànic.

En varios momentos de su intervención, el secretario general del PSOE apostó por actualizar el modelo territorial de España. Reconoció que la Constitución y la democracia actuales son «imperfectas», por lo que hay que «modernizar el modelo territorial», que pasaría por una reforma constitucional. Además, también habló de una España «unida en la diversidad» y «abierta y segura de sí misma» en la que las identidades «se encaucen de manera racional y pragmática».

Retroceso democrático

El líder socialista considera que en los últimos meses «no ha habido un avance del secesionismo, ha habido un retroceso de calidad democrática en Cataluña, y como consecuencia en el conjunto del país». A raíz de lo que él considera una «fuga del sentido común» cree que se produce «una fuga de empresas» que prevé que repercutirá en «miles de trabajadores». «La economía no entiende de banderas, entiende de seguridad jurídica, de certezas», afirmó en referencia al cambio de las sedes sociales de diversos bancos. «Los que dicen que quieren a Cataluña son los que la están destrozando», sentenció. Sobre las críticas de algunos dirigentes históricos del PSOE sobre la posición del partido, Sánchez afirmó que escucha y aprende «de todas las palabras, incluso de aquellas que discrepan con la posición que mantenemos».

En cuanto a la demanda de una financiación más justa para la Comunitat Valenciana que demanda el Consell, el socialista aseguró que le parece «una causa justa» e incitó al Gobierno de Mariano Rajoy a «desbloquear» la situación.