Los presidentes de Asturias, Galicia y Castilla y León repiten juntos "igualdad". Es éste, sostienen al mismo tiempo Javier Fernández, Alberto Núñez Feijóo y Juan Vicente Herrera, el principio justificador del acuerdo políticamente transversal y territorialmente confluyente que hace una semana suscribieron en Oviedo para hacer oír su demanda de un sistema de financiación autonómica que reparta los fondos en función de las necesidades de los ciudadanos y no de la capacidad de recaudación tributaria de las comunidades autónomas en las que residen.

Hacen fuerza juntos, añaden, para que la decisión del reparto se tome "entre todos y para todos", huyendo en este momento especialmente sensible de la tensión autonómica de la tentación de la bilateralidad y la cesión al "chantaje" o a la "queja" del interés particular.

Piden, en tres artículos de resumen de las conclusiones de su encuentro, un modelo justo que, en palabras del presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, no deje crecer "la impresión de que la lealtad está penalizada y que la queja y el chantaje es un camino aceptable".

No es ésta la única apelación a la nobleza frente a la rebelión, en clara referencia a los riesgos que tendrían las cesiones ante Cataluña. También reclaman, esta vez con palabras del jefe del Ejecutivo asturiano, Javier Fernández, un remedio multilateral que escuche la voz del interés general y no convierta el nuevo sistema en "la búsqueda a la carta de soluciones particulares, sean para Cataluña, Madrid o cualquier otra comunidad". Se trata, abunda en esta misma idea Juan Vicente Herrera, líder del gobierno de Castilla y León, de asegurar que las decisiones se adoptan "desde el autonomismo útil y leal en el que creemos".

Están los textos de los tres presidentes trufados de veladas o directas suspicacias por las repercusiones que las exigencias de Cataluña puedan tener sobre el proceso de reforma de los criterios de reparto de la financiación autonómica, cuyo nuevo modelo no se resolverá este año, tal como exigía la Comunitat Valenciana por estar a la cola.