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Drama de la inmigración

Sin dinero para enterrar a Freddy

La comunidad camerunesa intenta reunir los 6.000 euros que costaría llevar el cuerpo a Camerún

Llegó en una patera, como tantos otros, huyendo del hambre, la pobreza y la violencia en África. En su caso, su familia lo eligió para viajar al norte, a la ansiada Europa, a buscarse la vida para poder pagar la de ellos allá, en Camerún.

Pero la perdió en ese intento: se mató el pasado 4 de diciembre al caer accidentalmente desde el cuarto piso de una finca de València cuando, al parecer, trataba de esconderse en una vivienda vacía para que la policía, que había intentado deportarlo tres días antes, no lo localizara. Lo contó Levante-EMV hace una semana. Ahora, nadie puede pagar una repatriación, la de su cuerpo, demasiado cara: 6.000 euros.

Freddy Steven Djatche llegó a Melilla, tras un largo periplo atravesando media África, en 2013. Lo pillaron, pero logró zafarse y llegar en patera a las costas españolas. Sin formación ni papeles, sólo pudo aspirar al trabajo que desempeñan la mayor parte de los cameruneses que viven en València: de gorrilla. Cada tres meses lograba enviar entre 60 y 100 euros a sus padres en Duala, la mayor ciudad del país con una población estimada de más de dos millones de personas.

Sin su sustento europeo, sus padres y sus seis hermanos empiezan a tener problemas. El padre trabaja como vendedor y a duras penas puede pagar el colegio de los más pequeños y la universidad del mayor. La hermana mayor ha dejado de ser una carga porque se casó hace cinco meses, pero su marido se gana la vida como puede y pasan estrecheces.

La pobreza no permite remilgos, así que la familia ha renunciado, salvo que se obre el milagro navideño y alguien decida pagar la repatriación del cadáver, a poder enterrar a Freddy, que tenía solo 25 años, en suelo camerunés, cerca de los suyos.

"La hermana nos ha dicho que el padre ha tenido que decidir y que prefiere poder seguir pagando la escuela y la universidad a sus hijos vivos que invertir ese dinero en llevar con ellos el cadáver de su hijo muerto", explica la madrina de Freddy, la camerunesa afincada en València Tapita Ngwaka Eboa. Duro, pero real.

Reunión de los cameruneses

Por lo que respecta a la Embajada de Camerún en Madrid, los responsables han aclarado a los representantes de las asociaciones camerunesas de València que no disponen de fondos para sufragar el envío del cuerpo a su país. Al parecer, tampoco para el entierro en España.

Por ello, los líderes de los colectivos que agrupan a los apenas 200 cameruneses afincados en València, entre ellas la Asociación Camerunesa de València (ACV), llevan celebrando reuniones desde la semana pasada para decidir qué hacer.

Los pocos que disponen de documentación regularizada que les permite trabajar, lo hacen en sectores como la limpieza o el cuidado de niños y mayores, salvo raras excepciones. El resto, la mayoría, son aparcacoches. Así las cosas, su disponibilidad económica extra es casi nula. En una de esas reuniones, por ejemplo, apenas lograron reunir 40 euros. Si nadie pone remedio, sólo queda esperar a que el Ayuntamiento de València o algún otro organismo pueda intervenir para que, al menos en su despedida, Freddy tenga una ceremonia digna.

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