Llega el frío y se congela la gripe. La tasa de incidencia que se había disparado la última semana de 2017 hasta multiplicar por cuatro los registros de la campaña anterior cayó abruptamente en la primera semana del año.

Todavía duplica la tasa del año anterior, pero ha descendido desde 200,1 infectados por cada 100.000 habitantes hasta 143,8. La caída se produce mayoritariamente entre los afectados menores de 15 años, precisamente entre los que más se había disparado la última semana de 2017. Es como si los escolares hubieran aprovechado las vacaciones para constiparse.

Entre los mayores de 65 años, donde se concentra la población de riesgo cuando llega la gripe, la incidencia sigue una ligera tasa ascendente, pero muy por debajo del resto de grupos de edad. Porque los datos indican que apenas un 4,6% de los vacunados han desarrollado la enfermedad.

Miguel García Deltoro, responsable de la unidad de enfermedades infecciosas del Hospital General de València, subraya la importancia de la vacuna, sobre todo entre los mayores de 65 años. La mitad la población de riesgo no se vacuna, una cifra que considera elevadísima teniendo en cuenta que el tratamiento es gratuito y eficaz, a pesar de las campañas en contra de ciertos sectores ajenos a la ciencia.

Gripe benigna

Los expertos coinciden en que la presente campaña de gripe es muy benigna. Apenas 17 pacientes sobre los últimos 143 ingresos en el Hospital General han desarrollado la gripe. En siete casos de la cepa A y solo 7 de la B, que es menos agresiva.

En la inmensa mayoría de los casos, los pacientes de gripe son remitidos a casa sin más tratamiento que un antipirético para combatir la fiebre.

Las complicaciones se asocian directamente a la condición del paciente. La gripe agrava otros males, descompensa otras patologías. Pero las cepas que circulan hasta la fecha en la presente campaña son discretas. Sólo nuevas mutaciones, resultado de una acumulación de desórdenes por parte del virus, podrían complicar la situación.

Los doctores del Hospital General subrayan que cualquier infección bacteriana, un neumococo, por ejemplo, puede resultar mucho más dañina que la infección vírica. El problema surgió con la amenaza de gripe aviar en 2009. Desde entonces, constipado suena bien pero gripe, mal.