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Entrevista

Ximo Puig: "Los valencianos no queremos ser más que nadie, pero no nos gusta que nos tomen por imbéciles"

El jefe del Consell rechaza debates nominalistas sobre la deuda: «Da igual cómo lo llamen si de lo que se trata es de recuperar el desfase en la financiación desde el año 2000» - El estado autonómico «necesita un reseteo, porque los instrumentos federales han fallado», afirma

Ximo Puig: "No queremos ser más que nadie pero que no nos tomen por imbéciles"

Ximo Puig: "No queremos ser más que nadie pero que no nos tomen por imbéciles"

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Ximo Puig: "No queremos ser más que nadie pero que no nos tomen por imbéciles" Alfons Garcia | valència

La entrevista tiene lugar en un vagón turista del AVE a Madrid. Por esta experiencia no había pasado aún Ximo Puig (Morella, 1959): la de la entrevista ferroviaria, no la del viaje en tren a la capital, al que recurre a menudo. Los viajeros al otro lado del pasillo identifican enseguida al vecino de butaca. «Voy a hacerle unas fotos», dice uno. Sobre la mesa, el discurso del acto que le espera en la capital, un café y un libro subrayado y con marcas de páginas, La identidad cultural no existe, del filósofo francés François Jullien, en torno a (o en contra de) los nacionalismos. Un ensayo muy del momento, sobre un asunto en el que Puig ha cobrado protagonismo en el panorama español.

P Salió optimista de la entrevista en septiembre con Mariano Rajoy. Cinco meses después, ¿le ha decepcionado?

R Soy optimista por naturaleza. El pesimismo no sirve para nada. Esta batalla sabemos que va a ser muy dura, con muchos intereses que no juegan a favor de la C. Valenciana, pero en dos años y medio hemos conseguido situar el problema valenciano. Ya está donde queríamos: la sociedad valenciana está bastante unida en torno a este asunto y fuera ya está encima de la mesa.

P ¿Puede haber nuevo modelo de financiación autonómica sin solución a la deuda de las comunidades peor financiadas?

R De lo que estamos hablando es de una compensación por la infrafinanciación a partir del año 2000. No queremos que el resto de españoles pague el despilfarro de los gobiernos anteriores, pero hay que pasar cuentas sin sentido victimista ni vengativo y compensar a las comunidades que han sido peor tratadas por un sistema que se hizo con la mejor intención, pero que ha generado asimetrías profundas.

P Un agujero de más de 20.000 millones de euros.

R Así es. Alguna comunidad ha recibido 30.000 millones más que la valenciana y se atreve a dar lecciones de buena gestión. Es un insulto a la inteligencia. Los valencianos no queremos ser más que nadie ni nos tenemos por más listos, pero no nos gusta que nos tomen por imbéciles.

P Entiendo que se refiere a Galicia. ¿Ha hablado con Núñez Feijóo últimamente?

R No. Hablé en Fitur. Creo que ha hecho un mal servicio a la solución de este problema, porque no se trata de generar una confrontación. Nuestra propuesta mejora el conjunto del sistema. No exigimos la condonación de la deuda como si fuéramos un país del tercer mundo, solo que se compense una infrafinanciación manifiesta. Las deudas claro que hay que pagarlas: el Gobierno de España ha de pagar la que tiene con la C. Valenciana.

P El ministro Montoro dice ahora que ni hablar de quitas de deuda, pero sí abre la puerta a la reestructuración de deuda. ¿Le serviría?

R Nosotros no estamos en un debate nominalista. Da igual cómo lo llamen si de lo que se trata es de recuperar el desfase en la financiación desde el año 2000.

P ¿Cree que si este asunto no se resuelve en pocos meses quedará empantanado al abrirse pronto un periodo electoral que imposibilitaría cualquier acuerdo?

R La que está empantanada es la situación política española. Solucionar la financiación ayudaría a mejorar ese atasco monumental.

P El Gobierno prefiere ahora pactar antes con el PSOE que con las comunidades. ¿Lo acepta como hoja de ruta aunque suponga minusvalorar a las autonomías?

R No se pueden hacer trampas al solitario. El nuestro es un estado autonómico y debe haber una doble negociación. La fundamental es la que está residenciada en las instituciones democráticas, que son las autonomías, y después habrá que buscar un acuerdo político en el Congreso. Hay una doble legitimidad, territorial e ideológica, que hay que respetar. Este no es un problema del PP y del PSOE, va mucho más allá. Nuestro análisis es difícil de combatir: diversidad territorial e igualdad entre ciudadanos. Sirve para todos. Lo que no puede continuar es la asimetría actual.

P ¿La recentralización es el gran problema de la España actual?

R La crisis catalana está produciendo un bandazo que da cobertura a aquellos que han querido siempre la recentralización. Esta no afecta solo al PP, sino a las élites sociales, pero la respuesta al independentismo no puede ser la recentralización.

P ¿Se siente apoyado por el PSOE en sus posturas sobre la financiación y el modelo territorial?

R Lo que ha dicho Pedro Sánchez sobre la financiación coincide con nuestra postura. Es una posición puramente socialdemócrata. Sería absurdo que un partido de izquierdas no estuviera por la igualdad entre territorios.

P ¿También sobre la deuda?

R Sí, sí. Estaba Pedro Sánchez en València cuando lo abordamos. También está Susana Díaz en esa postura y la presidenta balear.

P ¿Pero su partido puede fijar una posición común y compartida por todos sus líderes territoriales sobre la deuda?

R Sí. Nuestra propuesta es para España. No se trata de que los del PP hablen por su cuenta y los del PSOE por la suya. Esto no va así. Las instituciones no son de los partidos. Lo demás es una falta de calidad democrática. La vía valenciana es reivindicativa, pero también de acuerdo con otras comunidades y de respeto a las instituciones y los partidos.

P Dijo que la España de las autonomías está agotada, pero es el modelo que la mayoría de españoles y valencianos prefiere no tocar, según las últimas encuestas. ¿Se pasó de frenada?

R No. Creo que se necesita un reseteo del estado autonómico, porque los instrumentos federales han fallado: el Senado no es una cámara territorial y no hay órganos de cooperación federal. Se interpreta federal como separación y es un enorme error. Federalismo es unir. Hay países federales como Alemania, Austria y Canadá que funcionan mejor y no deberíamos alejarnos mucho de ese modelo, porque tan malo no debe de ser.

P Pero habla de más federalismo cuando la tendencia en las encuestas es a más España.

R Yo creo en la democracia representativa, en los debates serios y no a golpe de encuestas. Cataluña lo está condicionando todo y el péndulo va ahora hacia la recentralización, pero ni esta ni el independentismo son la solución.

P ¿Falta liderazgo y ambición en la política española?

R España está en una situación complicada, nunca se había encontrado con un desafío de estas características y, además, con un parlamento más diverso. Gestionar la diversidad no es fácil y más para quien no está acostumbrado.

P Socialistas y democristianos acaban de firmar una segunda gran alianza en Alemania. ¿Un acuerdo así es inviable en España?

R En este momento no es razonable, porque el PP ha de producir su propia refundación. No soy nadie para dar consejos, pero si no la hacen ellos, se la harán otros.

P Habla de Ciudadanos. ¿Es un partido populista de derechas?

R Creo que es un partido en busca de autor.

P Tiene a Albert Rivera.

R En busca de autor y de libreto. Tiene un líder, pero hay que ver cómo define aún sus contornos ideológicos.

P ¿Es una operación de los grandes poderes económicos?

R Soy muy poco de las teorías conspirativas, aunque es evidente que la derecha tiene sus intereses y no va a dejar caer por el precipicio sus opciones políticas.

P Lo que parece es que el auge de Ciudadanos y la caída de Podemos hace más difícil un gobierno progresista en España. ¿Está más lejos hoy la izquierda de gobernar que en 2016?

R No estamos en la antesala electoral y quienes opinan no lo hacen con la tensión de ir a votar. Las encuestas hay que verlas con cierta distancia. Entiendo que hay un hartazgo de lo que ha sido el PP y creo que España es de centroizquierda. Otra cosa es lo que pueda pasar en un momento de polarización como el actual.

P ¿Reconoce al Puigdemont de Waterloo con aquel con el que usted ha tenido un trato fluido hasta hace pocos meses?

R Me cuesta a veces, porque la deriva es muy negativa para todos. Si hubiera convocado elecciones, tendríamos un escenario diferente.

P ¿Tiene algún pronóstico sobre esta situación?

R Es muy difícil, sinceramente. Para mí, la visita que realicé a Canadá fue muy interesante. Veinte años después del referéndum ha quedado una huella: los bancos se fueron y hay más debilidad económica en Quebec, pero por otra parte encontraron una solución política como la ley de Claridad. No se trata de mimetizar, pero hay que encontrar una solución. Los independentistas han de entender que las consecuencias son relevantes para la economía y que no se puede jugar con la estabilidad, y a España hay que decirle que pueden haber soluciones.

P ¿Le incomoda ver a Oriol Junqueras o a los Jordis en prisión?

R Sí, claro. No se puede liquidar el Estado de derecho, pero no se puede encomendar todo a la justicia. Respeto las decisiones de los jueces, pero las resoluciones podrían ser otras con la misma ley en la mano. La libertad es un derecho esencial en una democracia y la prisión preventiva debería limitarse a unas motivaciones muy definidas.

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