La inversión del Consell empieza a coger aire. El segundo año completo de la gestión del Pacte del Botànic (2017) ha dejado un importante crecimiento de la inversión ejecutada.
Pese a que persiste el problema de la infrafinanciación y la falta de recursos por el injusto reparto del dinero en España, la ejecución de obras de la Generalitat En 2017 este capítulo alcanzó 792 millones frente a 579 del ejercicio anteriores. Un crecimiento de 213 millones.
Los datos de ejecución presupuestaria figuran en la web gvaoberta de la Generalitat y reflejan la mejoría de un aspecto de las cuentas públicas de relevancia porque es un dinero que repercute directamente en la actividad económica.
Un aumento que también se observa en las inversiones comprometidas, que aumentaron un 47 % en el mismo período al pasar de 649 millones a 956. La inversión comprometida se situó hasta 10 puntos por encima de los datos registrados en 2016.
Los datos analizados son los correspondientes al capítulo de las operaciones de capital, que es el que recoge las inversiones tanto directas, es decir aquellas que ejecutan directamente las consellerias y las indirectas, que son transferencias a otras entidades, en este caso del sector público, también para inversión, como por ejemplo el dinero que la Conselleria de Vivienda transfiere a FGV para que la empresa publica pueda realizar inversión.
En esta suma de operaciones de capital, los capítulos seis y siete del presupuesto recogen en 2017 un presupuesto de 1.294 millones con la incorporación de los remanentes, aunque en este caso se trata de lastres inversores del pasado como el Plan de Inversión Productiva.
Se trata del conocido como plan Camps que el Consell presentó en enero de 2009 y que aún colea por las consellerias casi una década después, lo que demuestra que aquella iniciativa, más política que otra cosa porque trataba de competir con otra del Gobierno de Zapatero.
Aquel plan se hizo sobre obras en muchos casos innecesarias, con numerosos expedientes defectuosos que generaron con el tiempo tantos problemas que el actual Consell aún tuvo en 2015 que dar margen a los ayuntamientos para que reformularan proyectos y plantearan otros de mayor utilidad para sus municipios.
La mochila del plan Camps
Una mochila que heredó el actual Consell y que sirve para que se reduzca el porcentaje de ejecución de la inversión del actual Consell porque hay 150 millones del plan Camps que se arrastran y cuya ejecución no depende del Consell sino de los ayuntamientos puesto que el Consell se limita a transferir el dinero cuando los alcaldes certifican las obras.
Además, existe otro lastre de 40 millones de ayudas a la vivienda no resultas de los tiempos de Isabel Bonig al frente de la Conselleria de Infraestructruras, lo que supone que 190 millones de la parte no ejecutada de la inversión (501 millones), el 37,9% aún sea una herencia del Consell de Camps.
Mientras, la cifra global de ejecución del presupuesto de 2017 supera el 95 % aunque en ese caso es cierto que se incluye partidas como la deuda, pero aún así supera a las de ejercicios anteriores.
Además, la Generalitat invirtió casi el doble (85%) que el Estado, aunque en este caso sería con la comparación de los datos del Consell de 2017 y los últimos publicados de la inversión estatal del Gobierno de España en año completo, que son de 2016.
