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El pago del mes asegurado y contratos por poco tiempo

Las inmobiliarias aseguran que el negocio es rentable y está en auge por el desfase entre oferta y demanda

Desde el Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API) aseguran que los alquileres en pisos de estudiantes han subido un 15 % desde 2016, de forma que el aumento «acumulado ya está en torno al 25%». «Son pisos de entre 3 y 4 habitaciones porque cada inquilino abona, como mínimo, 200 euros por habitación. Los pisos de 5 habitaciones no suelen bajar de 800 euros y los más codiciados son los que se encuentran cerca de las zonas universitarias, es decir, los códigos postales 22,21 y 20. Hay muchísima demanda y la oferta es menor que hace unos años porque hay pisos que han salido del parque de viviendas en alquiler a estudiantes para pasar a formar parte del alquiler vacacional», explica el vicepresidente de API y responsable de Habitale, Vicente Díez. Además, explican que los estudiantes son «buenos» inquilinos «porque, de entrada pagan y para continuar, si uno precisa del piso en propiedad se marchan con facilidad. El alquiler a una familia tiene otras características y hay quien solo quiere estudiantes porque paga cada uno su parte y se encarece el precio».

La «exigencia» de vivir bien

Cuando se habla de pisos de estudiantes uno visualiza jóvenes de 20 años. Pero tener más de 30 y seguir formándose es ya algo habitual. Para esos estudiantes «más exigentes» está la opción de pagar una habitación con baño privado en un piso compartido, pero de otra manera. «Nuestros clientes buscan la excelencia aunque compartan piso. Ya no se trata de quien empieza una carrera sino de que se preparan para el MIR, realizan un máster, es profesor universitario de intercambio por unos meses... Un piso para ellos solos por unos meses o un año es una barbaridad, pero pueden optar a una habitación con baño privado al que pueden acceder desde 200 y hasta los 550 euros e, incluye, por ejemplo, el servicio de limpieza», explica la directora de la oficina de Aluni en València, Sonsoles Poole. En València, Aluni gestiona 80 pisos de estas características.

Aluni es una inmobiliaria especializada, pues, en «otro tipo» de estudiantes. «El mercado ha cambiado y hay que adaptarse. No es lo mismo un joven de 20 años que un médico de 32 que prepara el MIR. A los propietarios también les interesa este mercado de inquilinos más exigentes porque no pierden el control de la vivienda, los contratos son más cortos y no hay impagos (tenemos uno por mil). Es una inversión segura que está en auge, aunque hay menos demanda que en alquiler tradicional. Cada vez incorporamos más herramientas de gestión. Es cierto que sube el precio... Pero también las exigencias del inquilino», explican Poole.

Desde las asociaciones de estudiantes SAÓ recuerdan que si «los alquileres a estudiantes no paran de subir y se reducen las becas y ayudas, las familias con menos recursos se quedarán fuera, como hace décadas cuando solo estudiaban los ricos».

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