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Historias de la línea València-Cuenca-Madrid (VII)

"Es más rápido y barato ir en autobús de Requena a València que en tren"

El trayecto en ferrocarril tarda más de hora y media - Los usuarios se quejan también de la disposición de los horarios

Varias personas esperan en la marquesina el autobús de Requena a València. fernando bustamante

Son las 10.15 de la mañana. La hora en que sale uno de los siete trenes diarios que van de Requena a València. Estos ferrocarriles pertenecen a la línea de Cercanías C-3, servicio que también ofrece el Media Distancia València-Cuenca-Madrid. Unos pocos usuarios esperan en la estación para subirse al tren. Mientras, a tan solo unos 50 metros del edificio, un nutrido grupo de personas se agolpa en una marquesina a la espera del autobús que hace el mismo trayecto. ¿Por qué prefieren ir en bus al tren? «Porque es más barato y más rápido», revela Jenina, mientras espera al autocar para ir al médico a la capital.

El viaje entre Requena y València en tren cuesta 5,80 euros y tarda entre 1 hora y 22 minutos y 1 hora y 48 minutos. En autobús, los viajeros pagan una tarifa ligeramente menor, de alrededor de 5,50 euros, pero el trayecto hasta la estación de autocares de València cuesta entre 55 minutos y 1 hora y 10 minutos. Esta diferencia se convierte en una de las principales claves para que muchos usuarios prefieran los avatares de la carretera en autobús a la seguridad que ofrecen las vías del ferrocarril.

Allí junto al andén, espera sentada en un banco Lucía, una joven requenense de 20 años que estudia Estilismo en Aldaia. Ha perdido el tren. «Normalmente tiene retraso. Hay veces que tarda hasta media hora», se justifica. Esta vez ha sido puntual y por tres minutos no lo ha cogido. Pero esa «habitual» demora no es la principal crítica que tiene Lucía sobre el servicio. «Hay muy pocos trenes y los horarios son muy malos. El último que hay de vuelta sale a las 19.15 (de Aldaia), y yo salgo de clase a las 21.30. Por eso me quedo a dormir allí en un piso. Si saliera uno más tarde, no habría cogido piso y me volvería aquí todos los días», explica. «Además, los sábados y los domingos sólo llegan dos o tres», apostilla.

También de los horarios para volver se queja amargamente Mari Carmen, una mujer de 67 años, mientras consulta sobre el panel cuál es el que más le conviene para ir a cuidar de su nieta en València. «El último que vuelve sale de allí a las 18.42. Eso es muy pronto para lo que yo necesito. Tengo que dejar a mi nieta en el despacho de mi hija, y con estos horarios me viene fatal porque ella aún está trabajando», denuncia. «Antes había uno que salía a las ocho (de la tarde) y venía perfecto», recuerda Mari Carmen.

Estas inconveniencias provocadas por los horarios y la escasez de servicio se suman a las ya denunciadas por los alcaldes de los municipios por donde pasa la línea C-3. Entre ellas se encuentran el desdoblamiento y la electrificación de la línea al menos desde València hasta Buñol. Aunque el alcalde de Requena, el socialista Mario Sánchez, reivindica que llegue hasta su municipio. Pese a ello, el Ministerio de Fomento tan solo ha destinado 12.700 euros de los Presupuestos Generales del Estado de 2017 a esta línea.

Sí que es cierto que recientemente se realizó una obra de adaptación a personas con movilidad reducida del andén de la estación. Ahora tan solo falta que los trenes de la línea estén adaptados para este colectivo, ya que los únicos que lo están que paren en esa estación son los del regional València-Cuenca-Madrid.

La estación técnica de El Rebollar

En el término municipal de Requena el tren de la C-3 hace parada en el apeadero de San Antonio y la estación técnica de El Rebollar. Consultados los vecinos de esta última aldea, confirman a este diario que todavía hay dos o tres familias que siguen usando el ferrocarril para desplazarse bien a València o a la misma Requena. Pero no todos los ferrocarriles de la línea paran alli. Tan solo lo hacen tres. A veces, el tren se detiene obligado a hacer una parada técnica para dar paso al que viene en sentido contrario (la línea no está desdoblada), pero los viajeros, que están allí esperando, no pueden subir porque no está programada para viajeros. «Hay gente muy mayor que viene aquí para coger el tren, y luego pasa y no pueden subir. Aunque haya tres viajeros, que pare, que solo cuesta un minuto más de viaje», reclaman.

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