No creemos que el aficionado tenga dudas con respecto a que los jugadores del Olímpic conforman lo que se llama un bloque en donde todos, utilizando un sabido tópico, tiran del carro en la misma dirección. Pero donde el tópico queda más acusado es en el amplísimo llamado cuerpo técnico donde existe un perfecto compañerismo, todos defienden con uñas y dientes el cargo como no podía ser menos. Para ellos palabras como cese o dimisión, después del arranque tan negativo de lo que han montado, no existen para nada, seguramente por sentirse cómplices.
Como era de suponer, ha quedado sin efecto la filtración de la semana pasada en la que se ponía al señor Fernández Romo en la calle. Nosotros nunca creímos que el cese pudiera producirse, no tendría lógica. Primero porque entre quienes tuvieran que decidirlo existen responsables directos en su elección y después porque sería un mal negocio para la economía del club. Con 26 futbolistas en plantilla más 6 o 7 cargos en la dirección de los estamentos del club ya son suficientes como para pensar en cesar al entrenador, teóricamente principal. Pagarle al que se cesa y gastar en uno nuevo sería un mal negocio que el Olímpic no podría permitirse, teniendo en cuenta que al 30 de junio el club tiene que haber atendido todos los contratos si no quiere bajar de categoría.
En cuanto al partido de mañana y con respecto a los lesionados, cabría pensar que con tan elevado número de futbolistas contratados —lo normal son dos por puesto—, no debiera haber problemas de convocatoria para superar cualquier contratiempo como el que comentamos.
Nada vamos a decir sobre la importancia de los puntos en litigio ante el Español de Barcelona, equipo de media tabla que ostenta el record de goles encajados, 15, currículum que da derecho a la esperanza de facilitarle al Olímpic la consecución de algún golito con el que apañar las cosas. Tres goles a favor en 9 partidos de los nuestros se nos antojan en cierto modo algo ridículo que hay que mejorar ya de manera urgente.
