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de todo en la viña municipal

No andamos sobrados de buenas noticias y menos de signo económico. Por eso que «Ontinyent prestó asesoramiento a 400 emprendedores durante el año pasado», como informaba esta edición de Levante-EMV el pasado miércoles, es una buena nueva, más esperanzadora por lo que presagia que por lo que revela, que justamente hay que decir que no es poco. Con los datos y la pequeña experiencia que atesoran, han decidido, desde el gobierno municipal ontinyentí, dar otro paso al frente anunciando para los próximos días la apertura de una Oficina de l'Emprenedor; un espacio como el Soterrani de les Idees actuó como banco de pruebas de los nuevos retos que se imponen en tan loable empeño, que no es otro que la creación de empleo, y en consecuencia el progreso y el bienestar de los ontinyentins. Es un buen rumbo, el que se ha fijado la nave que capitanea Jorge Rodríguez, en el que está involucrando a otros entes sociales representativos. Por todo ello, la aplicación de esas presumibles buenas artes finalmente debería conducir a buen puerto tal navío emprendedor. Que así sea.

Inversión clara y necesaria es la que hacía pública esta semana la diputación, al sacar a concurso las obras de acondicionamiento del trazado de carretera que une el poblado íbero de la Bastida de les Alcusses, del término de Moixent, del que dista 10 kilómetros, con el municipio valldalbaidí de Fontanars dels Alforins, distantes entre sí seis kilómetros. Los mismos que ahora, y por un importe de un millón de euros, más o menos a partir de antes de fin de año, le añadirán un aliciente más a este entrañable lugar. No en balde al territorio que con propiedad se le viene denominando la Toscana valenciana, el que ahora se le allane el acceso al poblado de la Bastida, situado en una de las cumbres alargadas de la Serra Grossa, y a 741 m de altitud, es otro referente que se le suma al atractivo turístico del que ya venía gozando dicho municipio. Privilegiado por la calidad de los vinos que se producen al sur del Pla de les Alcusses, es decir la Vall de l'Alforí de Fontanars.

Inversión para el debate. No se sabe bien si la decisión que hacía publica el gobierno municipal de Ontinyent del proyecto para renovar la pista de atletismo «después de 25 años» —como expresamente manifestaba la regidora Rebeca Torró— obedece a la falta de una oposición bien curtida y presta o a una de las secuelas que hay que pagar por tener un gobierno con mayoría absoluta. Lo bien cierto es que se acaban de sacar de la manga, como quién dice, un gasto que supondrá 600.000 euros, en un gesto que se parece al disparo con pólvora de rey a cuenta de las arcas públicas. Resulta evidente que a la hora de acometer esta cuantiosa inversión, lejos de debatir si procedía impregnarla de prioritaria, al tratarse de dinero público, lo mandatarios locales han recurrido a la complicidad, como jueces y parte, de los usuarios afectados, obviamente satisfechos con la bicoca. Además, el anuncio de la obra induce a la perplejidad al formar parte del acuerdo firmado entre diputación, ayuntamiento y la UV, con el fin de invertir 1,1 millones en «infraestructuras deportivas y universitarias en la ciudad», ya que de una tacada absorben más de la mitad del presupuesto habilitado.

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