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Xàtiva desvía el 70 % del tráfico del casco antiguo con el cierre de la calle Àngel

La peatonalización de la transitada vía genera el desconcierto de los conductores y división en los vecinos

Xàtiva desvía el 70 % del tráfico del casco antiguo con el cierre de la calle Àngel

Son las dos de la tarde. Un motorista pregunta al agente que custodia la entrada de la comisaría de Policía Nacional de Xàtiva por el bolardo de color amarillo que, a pocos metros, impide a los vehículos de cuatro ruedas el acceso a la calle Àngel. El policía responde lacónico porque no es la primera vez que le asaltan con la misma duda. La estampa se ha convertido en habitual desde que, el pasado miércoles, se materializó la peatonalización de una de las vías más sobrecargadas de tráfico del casco antiguo.

Desde ahora, solo los residentes pueden cruzar el bolardo a bordo de un en coche, accionando un mando que les ha entregado la policía. «Socarrat, fem el carrer més nostre», se lee en la señal instalada por el ayuntamiento al inicio de la calle, junto a un semáforo que advierte de la prohibición de paso. A pesar de las indicaciones, muchos conductores no son conscientes hasta que llegan a la altura del bolardo. La costumbre pesa mucho. Algunos incluso se bajan del coche para comprobar derrotados que el pilón no se va a bajar y que les tocará dar un buen rodeo para llegar a su destino.

Con esta intervención de cirugía, el consistorio quiere poner coto a la sangría de vehículos que a diario circulan por las calles del centro histórico—más de 2.000— y acabar con el trazado circular que, hasta ahora, permitía al conductor cruzar todo el casco antiguo de punta a punta y de forma ininterrumpida. El regidor de Movilidad, Miquel Lorente, estima que la medida permitirá desviar entre un 70 y un 80% del tráfico fuera del casco antiguo. Para salvar el bolardo, los coches que entran por el Portal de Cocentaina y continúan hacia la calle Sant Pere han de girar por Pintor Russinyol y salir a la Albereda en lugar de continuar recto hasta la calle Montcada. Con esta «peatonalización blanda», otro objetivo de la corporación es pacificar el eje formado por las calles Àngel-Trinitat-Montcada, donde los vehículos suelen circular a una elevada velocidad, con la peligrosidad, el ruido y las molestias que comporta esta práctica para los residentes, dada la estrechez de las vías —que no están concebidas para soportar tal volumen de vehículos— y el reducido tamaño de las aceras.

Una medida controvertida

El cierre de la calle Àngel genera una acalorada división de opiniones. Hay quien se muestra totalmente partidario. Otros muchos critican la medida y creen que va a perjudicar a los comercios de la zona porque los coches dejarán de parar a comprar. «No soluciona nada: dificulta más la vida a los vecinos y a los trabajadores; nos obliga a dar rodeos y quita clientes a las tiendas», asegura Toni, un vecino de la zona. «Ya era hora. Los coches y los camiones no te dejaban vivir», contrapone Carmen, una residente de edad avanzada.

El ayuntamiento planea ahora una intervención similar en la calle Corretgeria, donde se repiten las molestias por el ruido y la inseguridad vial. El edil de Movilidad admite la complejidad de satisfacer todas las demandas y pide calma a los vecinos para adaptarse a unos cambios que Iniciativa pel Centre Històric aplaude: «Hacen falta acciones valientes para preservar nuestra ciudad antigua. Hasta ahora el tránsito se ha hecho servir la calles y plazas emblemáticas como una vulgar carretera».

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