Inmersos ya en los finales de la Liga de Segunda División B, la versión Olímpic se asemeja mucho al más intrigante de las películas de Hitchcock, puro suspense, difícil de descifrar hasta su final. No solo está en juego la permanencia o descenso del club, existen otras no menos importantes cuestiones de primera magnitud, relegadas a un segundo plano después del buen sabor que produjo la victoria ante el Alcoyano. Pero mañana el equipo tiene que enfrentarse al primer clasificado, el Villarreal, que es de suponer no nos regalará nada porque precisa de los puntos para ascender a la Liga Adelante.

También existe otro punto de suma importancia como es el futuro del Olímpic, que deberá nivelar su presupuesto, hasta ahora deficitario y que obliga a Manuel García, vicepresidente del club y a su vez entrenador del equipo femenino, a inyectar dinero a las arcas del club, según sus propias manifestaciones. Como es sabido, al final de la temporada el Olímpic, como todos, tiene que cerrar la campaña sin deudas de ningún tipo para evitar denuncias a la Liga, Colegio de Árbitros, etc. de posibles acreedores.

Ante semejante situación son muchos los que opinan no haber visto jamás a nadie que sin sentir los colores haya venido a un club solo a poner trabajo y dinero, a no ser que piense en poner uno para llevarse cuatro, algo prácticamente dificilísimo. Entonces, la pregunta sería, ¿qué pintan don Manuel y su entorno en el Olímpic? ¿Para que invierte en el Olímpic y a cambio de qué?

Mientras llega la hora de la verdad, y a la vista de la resolución liguera, ahora no queremos ser agoreros y dejaremos el tema aparcado en apoyo de nuestro Olímpic, con la sana intención de que pueda conservar la categoría, auténtico deseo de los buenos aficionados, muy difícil de conseguir si observamos el potencial de los equipos que todavía quedan por lidiar, todos ellos viajeros de primera clase ante los que el porcentaje de victoria es mínimo. Todo pasaría por repetir la actuación de nuestro equipo mostrada ante el Deportivo Alcoyano.