Es triste que a día de hoy, después de tantos años desde la muerte del General Franco, todavía vivamos en una España profunda donde tengamos que seguir mendigando derechos y libertades. No cambiamos, como cantaba el anarquista Georges Brassens hace algunas décadas: A la gente no le gusta que uno tenga su propia fe.
Y nos ha tocado a nosotros, a las minorías, a las iglesia libres, aquellas que no tenemos Papa ni curia ni poder, los que tengamos que pagar los platos rotos. Nos ocurrió con las leyes de libertad religiosa que hemos tenido que pelear palmo a palmo como en una guerra de trincheras contra unos gobiernos a los que no les ha importado nada el hecho religioso ni el libre pensamiento pero que han sido presionados por los lobbies correspondientes de cada color e ideología para ralentizar y boicotear cualquier iniciativa. Nos ha ocurrido con los monarcas que no han sido reyes de todos los españoles, sólo de los que les han interesado y que cada vez que se han hecho alguna foto con nosotros, nos han adoctrinado antes de entrar a la audiencia que no hablásemos para nada de nuestras libertades. Cosa que Mariano Blázquez, Secretario General de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas, ha desobedecido en varias ocasiones, lo que le ha ocasionado recibir algún que otro rapapolvo.
Enseñanza religiosa. Y seguimos con una Ley de Discriminación Religiosa de Noviembre del 92 en que nos permiten celebrar matrimonios pero en condiciones totalmente distintas de los de la Iglesia Romana; el derecho a las capellanías hospitalarias, siempre con voluntariados (A los otros les pagan un sueldo) y la enseñanza religiosa en los centros docentes de primaria y secundaria, que además de haber sufrido muchos retrasos y trabas en el resto de las comunidades autónomas, en nuestra Comunidad Valenciana ha sido vetada hasta el día de hoy con un gran silencio. Por amor de Dios, si tan siquiera no tenemos derecho a ser iglesia, somos entidades religiosas denominadas iglesias para no ofender.
Y aquí en nuestra Xátiva tenemos el Centro de Educación Infantil Betania. Una cooperativa de enseñantes que trabaja desde hace 40 años. Centro subvencionado en primer ciclo de infantil y concertado en el segundo. Con un gran esfuerzo económico de parte de nuestra comunidad, hemos desarrollado un proyecto de primaria para continuar con nuestro ideario educativo de innovación, amor y libertad siguiendo la enseñanza de Jesús de Nazaret y de todos aquellos que entendieron a lo largo de la historia la necesidad de una enseñanza distinta, sin masificaciones, especializada y donde los padres y maestros trabajen conjuntamente con los alumnos en educación en valores, pluralidad y disciplina personal. Una alternativa de libre elección porque estamos en nuestro derecho.
Hace 3 años que estamos solicitando el concierto educativo de una línea de primaria en valenciano, y se nos está negando. El argumento de una baja tasa de natalidad no es suficiente. A pesar de ello se han abierto nuevas aulas de infantil en nuestra ciudad. El argumento está en función de nuestro derecho a continuar en Betania el siguiente nivel educativo. Cada familia española tiene el derecho de escoger el centro donde desea que sus hijos crezcan y se eduquen, y los padres de Betania desean que sus hijos sigan estudiando en Betania.
Damos gracias desde aquí a todos los padres, madres y abuelos que nos están apoyando, que han recogido firmas, cartas y entrevistas. Somos conscientes del gran trabajo que están realizando. Nos sentimos respaldados y con ánimos renovados.
I have a dream (Tengo un sueño), gritó mi compañero en el ministerio y modelo a seguir el Dr. Martin Luther King. Me uno a él en un sueño donde en nuestro estado, nuestra tierra, nuestro barrio pueda haber absoluta libertad y convivencia plural sin distinción de fe, raza, educación o creencias y donde podamos educar a nuestros hijos y nietos en paz y en armonía ¿Libertad religiosa? Sí, gracias.
