endo un poco más allá del título que Xavier Aliaga esbozaba como provocador en su columna de opinión Xàtiva ciutat borgiana? en estas mismas páginas hace unas semanas, surge la pregunta sobre si la ciudad es hoy por hoy un destino con un producto turístico claramente definido en torno a los Borja. La respuesta que un observador imparcial podría dar tras un completo recorrido por la oferta turística de monumentos y museos del conjunto histórico-artístico setabense incidiría en que queda mucho camino por recorrer para que los espacios y recursos turísticos en torno a la familia Borja en Xàtiva sean una realidad como producto turístico.
La celebración en Xàtiva del reciente congreso sobre la presencia de los Borja en el arte ha sido una iniciativa que cabe valorar, frente al páramo cultural en el que se ha estancado la ciudad en los últimos años, pero tal vez, junto a una mayor proyección de este evento en medios de comunicación de ámbito nacional —por ejemplo como noticia de cierre de un telediario de alguna de las cadenas generalistas— alguna comunicación desde el punto de vista de la importancia turística del legado artístico de los Borja referido a Xàtiva hubiera enriquecido la difusión y el completo e interesante programa de intervenciones.
Se podría rebatir que el turismo no era específicamente materia objeto de un congreso titulado Xàtiva: historia, cultura e identidad, pero comunicaciones como la relativa a la representación de la imagen de los Borja en la cerámica valenciana tienen sin lugar a dudas un componente destacado de interés turístico. Puede parecer exagerado pero no se entendería una iniciativa cultural de estudio del legado artístico de los Borja en la ciudad de Roma sin contemplar su potencial y capacidad de atracción turística. Pero Xàtiva no es Roma, se argumentará?ni mucho menos. Siempre queda la posibilidad de organizar en el futuro unas jornadas temáticas de análisis, debate y propuestas sobre el potencial turístico de los Borja en la ciudad de Xàtiva.
Contribuirían a definir mejor la oferta turística de la familia Borja que hoy se reduce a encontrar su huella en algunos de los magníficos monumentos y museos de Xàtiva, en casas solares, calles y plazas y no todos con un amplio horario de apertura, algunos cerrados y otros sin restaurar. No existe un centro de interpretación de la familia Borja en Xàtiva más allá de unos paneles que han ido desplazándose por distintas estancias del castillo, lugar que es interesante para tratar de captar la atención del visitante de la fortaleza hacía un conjunto histórico urbano, que en bastantes ocasiones por desgracia no baja a visitar, pero muy alejado de la huella de los Borja en la ciudad. Este centro de interpretación, para el que el antiguo Almudín renacentista sería una buena ubicación, casi coetánea a la época de esplendor de la familia, sería el primer paso para comenzar a construir un relato turístico atractivo y de calidad. Desde el centro, por fases, se podría habilitar una propuesta permanente básica interesante, experiencial, con personalidad propia, a la que ir incorporando recursos restaurados y con un horario de visita adecuado, señalizando e interpretando correctamente, y complementando con una oferta competitiva de servicios profesionales de guía, restaurante y alojamiento de calidad.
Sólo así Xàtiva se encontraría en condiciones de aportar una oferta de calidad, con un peso específico y exclusividad propia, a una futura ruta autonómica de los Borja que Gandia y Valencia, por su mayor peso turístico general, pretenden liderar sin una vinculación tan directa y contrastada histórica y documentalmente como la de Xàtiva con esta familia universal en cuyas calles y plazas, como segunda ciudad del Reino, se produjo el nacimiento de la leyenda Borja.
