La pobreza se cronifica. Cáritas Interparroquial de Ontinyent expuso ayer los datos de la memoria anual, que deslizan un descenso del número de personas beneficiarias de los servicios de la entidad parroquial, pero que dejan constancia de que crecen las personas nuevas que acuden a recibir algún tipo de ayuda de Cáritas. La entidad insiste en la «cronificación» de la pobreza entre las personas con menos recursos y advierten que aumentan las desigualdades sociales entre la ciudadanía.
Cáritas atendió en 2015 a 565 personas, un 14,5 % menos que en 2014 (661). De los más de medio millar de beneficiarios de los servicios de Cáritas, 350 fueron niños, y de todos los beneficiarios un 46 % son españoles y un 54 % extranjeros. Aunque ha descendido ligeramente el número de personas beneficiarias de las acciones de la entidad interparroquial, Salvador Sanchis, secretario de Cáritas Ontinyent, y Enrique Climent, tesorero, remarcaron ayer que se han incrementado las personas nuevas, que acuden por primera vez, a demandar ayuda. Si en 2014 los demandantes nuevos eran un 28 % de los que acudían, en 2015 se han incrementado al 37 %.
Sanchis puso de manifiesto que los perfiles de familias más asiduas en las cuatro parroquias de Cáritas en Ontinyent son «parejas jóvenes con hijos pequeños y mujeres solas con hijos». Los dos representantes de Cáritas insistieron en que, aunque ha bajado mínimamente el número de personas beneficiarias, los que acuden «tienen más necesidades, precisan más ayudas y de intervenciones más amplias y durante más tiempo, debido a la escasa protección social y a la precariedad laboral». Señalaron que «muchos son familias que ya no reciben ninguna prestación».
Economato y Sambori
Cáritas Ontinyent cuenta entre sus servicios, de un economato, que en 2015 prestó ayuda a 120 familias, 480 beneficiarios, de los que 200 eran menores. El proyecto Sambori, de infancia y familia, atiende a 36 menores, de los que el 72 % son españoles. Otro servicio de Cáritas, el Proyecto Hombre, atiende a 75 personas, 65 hombres y 10 mujeres. Y, además, la entidad religiosa dispone de un ropero y un proyecto de empleo en el que un grupo de voluntarios ofrece ayuda y orientación a personas sin empleo, en tareas como la elaboración de currículums.
Desde Cáritas remarcaron ayer que la entidad «cubre necesidades básicas, como la alimentación, atenciones que tendría que cubrir la administración». Cáritas reclamó «una reforma de los servicios sociales, un plan integral de vivienda, un pacto por la infancia y la educación y una renta mínima para familias sin ingresos». Apuestan por «una reforma del modelo socioeconómica, con una economía social y solidaria y un trabajo digno», concluyeron.
