«Que nadie caiga en la desilusión; que nadie os diga que no es posible». El alcalde de Xàtiva, Roger Cerdà, cerró ayer con estas palabras su intervención durante el acto programado por el PSPV para hacer balance del primer año de gobierno. El munícipe, que llenó la sala noble de la Casa de la Cultura, emplazó a los presentes a «seguir manteniendo la ilusión» que propició el cambio político materializado el 13 de junio de 2015 porque «estamos en el camino de conseguir una Xàtiva mejor».

«Veníamos de un tiempo muy oscuro, donde la corrupción y el sectarismo eran la tónica habitual». El dirigente diseccionó los 365 primeros días de andadura del tripartito comenzando por la que, a su juicio, ha sido la primera gran novedad del «nuevo tiempo»: «tener un alcalde presente y atendiendo diariamente a los problemas de la ciudad». El socialista apeló a una gestión asentada sobre los pilares «de la honradez, la participación y la transparencia». «Queríamos rigor en la gestión económica para evitar el despilfarro, las inversiones especulativas y los sobrecostes en las obras públicas. Un gobierno transparente también quiere decir un gobierno que no esconde sus decisiones a sus vecinos», sentenció Cerdà.

La participación es otro de los «logros» exhibidos. «La ciudadanía estaba cansada de gobiernos que no escuchaban. Necesitamos un ayuntamiento abierto al diálogo y al debate. Un gobierno que escuchara la oposición y a las asociaciones y que ayudara a los ciudadanos, que no fuera monocolor, sino plural y amplio, donde todos nos sintamos representados».

El alcalde recordó que «el resultado electoral del 24M permitía al PSPV gobernar «a solas con EU», pero subrayó su decisión de invitar a Compromís a entrar en el ejecutivo. «Quería un gobierno amplio, que representara la pluralidad del cambio y no sólo mis ideas», afirmó el munícipe, que no hizo ni una sola mención durante su discurso al deterioro de las relaciones con EU en los últimos meses, a cuenta de episodios como la colocación de afines al PSPV en diversos cargos. Cerdà invocó el pasado con ánimo conciliador. «El tiempo que pasamos junto a la oposición hizo que, tanto con Esquerra Unida como con Compromís, pudiéramos entendernos fácilmente y hacer realidad un programa de gobierno conjunto que plasmamos en el pacto de Sant Domènec». «Juntos construimos la ilusión por el cambio y todos somos responsables de mantener la esperanza de la gente y no defraudar las esperanzas que todos habéis puesto en nosotros», añadió el socialista, que desgranó a continuación una batería de acciones desplegadas en el último año.

La atadura de la deuda

Duplicar el presupuesto a los colectivos sociales para combatir la situación de emergencia es uno de los primeros hitos enumerados por Cerdà. Luego llegaron otras: las aulas de 2 a 3 años creadas en dos colegios amenazados por la despoblación del casco antiguo, la apertura del CRIS y el CEEM, bloqueada desde el 2009, las inversiones en zonas degradadas, el Portal de Transparencia, el homenaje a Raimon, la retirada de honores a Franco o los cerca de 80 puestos de trabajo creados con los diferentes planes de ocupación.

Aunque la situación económica del consistorio «deja un margen de maniobra muy pequeño», Cerdà aseguró que quedan «muchos retos» por cumplir en los próximos tres años de legislatura. Ayer, el PP, acusó al ejecutivo de «distorsionar la realidad» y de exagerar el nivel de endeudamiento municipal. Quizás por eso, Cerdà lanzó un recado a los populares durante su discurso, cuando les emplazó a «dejar de justificar» el pasado y a abrirse «a un nuevo tiempo». «Nadie ha pedido perdón por la corrupción y la mala gestión», observó. «Necesitamos una oposición fuerte que aporte soluciones a la ciudad», remachó.