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Tribuna libre

sí, querella criminal

odas las personas tenemos el derecho de opinar, pero si haces publica esa opinión lo mejor es documentarte. Digo esto en relación al comentario publicado en este diario el pasado sábado con el título «Querella criminal». Dice su autor que un ayuntamiento debería tener autonomía para poder prohibir (en este caso concreto, los toros). Un ayuntamiento, por ley, lo que está obligado es a proteger la tauromaquia. Dicha ley se aprobó en un parlamento y los toros están integrados en el Ministerio de Cultura. No pedimos al Ayuntamiento de Xàtiva que comprenda la tauromaquia, sólo que respete la ley y no se invente consultas que no interesan a nadie (solo un 24%, de la poblacion votó y con una diferencia de 79 votos; de risa). Pero dice el autor del texto que nos ocupa, que es desproporcionada la querella presentada por una agrupación de profesionales taurinos. Si quiere hago publicos los muchos registros de entrada que las dos peñas taurinas de Xàtiva envíamos al alcalde y concejales promotores de esta prepotente decisión —si lo llega a hacer Rus se lo comen por dictador— advirtiéndoles de que iban a cometer una ilegalidad. Pues ni puñetero caso, aunque supongo que esto lo desconocía usted. A Artur Mas también le parece desproporcionado verse en un juzgado sólo por pasarse la ley por el forro. ¿Qué injusto, no? Tampoco entiende que una agrupación de profesionales taurinos sean los que presentan la querella. ¿No le extrañaría que coarten su derecho a trabajar y no dijeran ni mu? ¿Qué haría usted si yo soy alcade algún día y le cierro precisamente su negocio, que es legal, sólo por no ser partidario de ese tipo de negocio? Una de dos: o lucha por defender una injusticia o se resigna.

Estas personas, como los toros bravos, lucharán porque la tauromaquia no es local, es universal. Y sobre si somos menos simpáticos a partir de ahora por esa denuncia, le diré que no más ni tampoco menos que los actuales equipos de gobierno de muchos ayuntamientos que en seis meses se han dejado un montón de amigos por el camino. Dice además que los querellantes pueden ser compañeros de viaje equivocados. Esa reflexión mejor se la plantea usted al alcalde... Para terminar dice que no entiende que a un ciudadano en su casa le impongan los toros. Le pregunto ¿entiende que a otro ciudadano se los quieran prohibir en la suya? Los ayuntamientos funcionan porque se pagan impuestos y el sueldo de alcaldes y concejales sale de ellos, de los contribuyentes taurinos y antitaurinos. El mismo derecho nos asiste a tener toros como a no tenerlos. La plaza es un recinto al cual se accede con entrada; no se obliga a nadie a hacerlo y si te quedas fuera y piensas que por eso eres mejor persona, mi enhorabuena. A lo mejor es verdad... o a lo mejor no. Quizá todos tengamos nuestra parte de razón.

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