Sancho y Quijote: Benavent y Rus. Con este jocoso emparejamiento irrumpía en escena la falla República Argentina, que con el hilo conductor la obra de Cervantes satirizó, entre otras cosas, la repetición del sorteo para asignar fechas a las fallas en el Gran Teatre tras un error de la concejalía, la encuesta de la programación de la Fira d'Agost o el papel de Suñer en la inauguración. Las cáusticas alusiones al exalcalde de Xàtiva y al cerebro de la trama Imlesa estuvieron muy bien trenzadas. En ese sentido, en Molina-Claret desfiló un más que bien caracterizado yonki del dinero que con las estudiadas poses del exedil setabense el primer día que apareció en los juzgados sembró la risa entre los espectadores.
Que dos de los socios de gobierno de Xàtiva (Esquerra Unida y Compromís) combatieron con saña la figura de la reina de la Fira sin hacer lo mismo con una figura que reúne los mismos atributos, la fallera mayor, no pasó desapercibido para las fallas. Varias de ellas recordaron el asunto, y una especificó que les tienen miedo. Suprimir la fallera mayor, dijeron, sería perder tres mil votos.
Excepcionalmente cuidada en materia de disfraces fue la comparsa de Espanyoleto con animals, una alegoría trufada de relaciones entre la fauna y la política local, con otra alusión más que directa al desatino antitaurino. De personajes bíblicos iba la unidad temática que puso en escena Passeig-Cardenal Serra, que tiene en Angel Patiño un locutor de lujo. Corts Valencianes tituló su montaje Caníbals. El Carme, sin crítica local, sólo alusiones a la política nacional, dedicó su desfile a los pirates ibèrics. Benlloch-Alexandre VI desplegó un divertido circo de Fórmula 1 aplicado a Xàtiva, mientras que Mercat satirizó el cambio climático con menciones a la actualidad de Xàtiva. Duro y sin concesiones hacia la gestión municipal fue el contenido de la cabalgata de Sant Jaume, que enmarcó su propuesta bajo el paraguas de Mary Poppins. El Cid-Trinitat, damnificada directa del cierre de la calle del Àngel, no se dejó en el tintero de su titelles la crítica al pilonet de Miquel Lorente. «tant costarà estudiar la viabilitat» de ciertas ideas, se preguntaban en voz alta. Los 6.000 euros que cobró Mariscal por el cartel de Fira tampoco se quedaron sin su crítica desde varias fallas.
