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«Las películas son lo que somos los directores; las mías son yo mismo»

El director barcelonés habla del momento que atraviesa el cine, recrimina el IVA cultural de España y hace autocrítica

«Las películas son lo que somos los directores; las mías son yo mismo»

Está desde anoche en Ontinyent, donde el Utiye lleva días divulgando su filmografía. El teatro Echegaray alberga hoy (20 horas) el acto central del homenaje al realizador catalán. Le acompañarán el actor Ignasi Millet y una intérprete de referencia del cine español de los 70, Teresa Gimpera.

¿Qué supone para usted el reconocimiento que recibirá en la Mostra de Ontinyent?

Todo cuanto venga del País Valencià lo tengo en muy alta estima, ya que son para los catalanes como primos hermanos. De todos los homenajes que he recibido, los que más me gustan son los que vienen de casa, ya que la gente es mucho más cercana. No hay nada como eso. Y me han dedicado congresos en Chicago, Denver? Pero aquí la gente es más cercana, y eso significa más para mí. Y si es en Valencia, mucho más aún.

Porque usted ha recibido muchísimos premios.

Y en muchísimos sitios, pero ya te digo que como en Valencia en ningún sitio. Soy más de alegrías que de tristezas, y los valencianos prodigan mucho ese carácter.

Tiene en gran estima a la Comunitat Valenciana?

Han pasado una etapa muy difícil, pero ahora se están recuperando, y me alegro. El de ahora es un momento muy interesante, la ciudadanía se está rehaciendo y por fin ha enviado a la Rita a hacer puñetas... A mí siempre me han enseñado a amar a Valencia. De pequeño ya iba a Valencia en el tren fallero? Paraba en cada pueblo, y cuando llegaba a la estación aquello era una traca, se respiraba una alegría inmensa. Esta alegría valenciana tan propia últimamente se había perdido un poco, pero ya noto que se está recuperando.

¿En la Universidad de Denver, decía, dedicaron un congreso a su filmografía en 2012.

El mundo académico anglosajón es muy serio. Se iba a publicar un libro sobre mí [Ventura Pons: Una mirada excepcional desde el cine catalán, Iberoamericana, 2015] y me pidieron que escribiera el prólogo. Yo pensé: "A ver cómo quieren que lo haga?". Porque me daba vértigo la idea. Allí son muy serios y me estudian mucho, más que aquí. La prueba está en dicho libro. De todas formas, no me gustan demasiado las alfombras rojas, a mí lo que me gusta es hacer cine.

¿Qué opinan allí de su apodo, el "Woody Allen español"?

Eso lo sacó el The New York Times por primera vez. No lo decían por un parecido en el estilo y en la continuidad, sino porque en el fondo los dos, en nuestras películas, tocamos los mismos temas: la familia, el amor, la amistad? Todo lo que rodea a las personas, en definitiva.

¿Es importante encontrar un estilo propio?

El mundo del cine está dominado por los americanos, sobra decirlo. Pero hay un pequeño escape para los demás, la diferenciación. En este momento, hay 50 personas en todo el mundo pensando lo mismo que tú. El reto para triunfar está en encontrar una verdad que contar en tu interior, en eso consiste el cine.

¿Qué influencias tiene su obra?

No sabría decir ninguna en concreto, porque he tocado muchos géneros: dramas, comedias, también documentales? Mi estilo es muy variado. No me gusta repetirme, ya que eso me aburre. Y si yo me aburro, es imposible que pueda entretener a la gente. Influencias? Diría que Mankiewicz es el que más, pero no toda su filmografía. Las películas son lo que somos los directores, y las mías son yo mismo.

en Ontinyent se proyecta la «premiere» de «Oh, quina joia!» ¿Qué ha querido contar?

En Oh, quina joia! hay una reflexión en clave de humor, pero a la vez muy seria, sobre el fascismo que vivimos muchos en nuestra infancia. Sobre por qué los fascistas mataron a tanta gente. Otro tema es la genética y cómo nos afecta.

¿Prefiere un drama, un comedia o esa mezcla a la que llaman «dramedy»?

Lo que me pida el cuerpo. No me gusta repetirme, como te he dicho antes. Hacía mucho tiempo que no hacía una comedia, pero otras veces he hecho dos seguidas.

En la presentación de «Oh, quina joia!» habla del humor como una gran arma de precisión, pero siempre que se tenga de verdad algo que explicar, puntualiza.

El humor es un arma poderosísima, mucho más que el drama. Con él puedes tocar las narices. Si quieres contar la verdad, la mejor forma es siendo divertido. Pero no todas las comedias consiguen alcanzar ese punto. De todos modos, hay también directores que admiro y que nunca han hecho comedias.

Sin embargo, dicen que se trata de un género normalmente ignorado en los grandes premios internacionales?

Personalmente no lo creo. Yo mismo he recibido algunos premios por comedias. Lo que he visto es que los festivales lo tienen difícil para encontrar películas de este tipo. Es decir, se requiere un humor con sentido. Si te gusta hacer cine, lo que plasmes en pantalla debe ser un reflejo exacto de la idea que tenías al principio, no una desviación. Suele ser el problema.

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