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El mirador del Benicadell

El tren sigue sin tejer las CCV

El pasado 1 de diciembre el diario Ara se hacía eco de esta información: «Próxima parada, Otero de Sanabria». Un titular tras el cual aparecen datos para la indignación y muy especialmente para los habitantes de las llamadas Comarques Centrals Valencianes. Resulta que el gobierno español abonará desde las arcas públicas, 4,2 millones para una estación de AVE en un municipio de 28 habitantes, de la provincia de Zamora. Enclavada en la línea ferroviaria de alta velocidad entre Madrid y Galicia. Detrás de este desficaci e encuentra la anterior ministra de Fomento y presidenta actual de las Cortes, Ana Pastor. Y mientras, el Estado español „gobierne quien gobierne„ sigue derrochando a cuerpo de rey en líneas AVE; ninguna de las cuales, hasta la fecha, arroja a final de año un balance positivo según datos oficiales. Y por tanto, hablando en plata, son una ruina. Pero, al mismo tiempo, vemos que a los trenes de cercanías o regionales se los mira con lupa, además de escamotearles, cuando no anularla por completo, toda inversión en mejoras. Es el caso de la Xàtiva-Alcoi, o de activar de una vez ya la solicitada línea entre Gandía y Dènia.

Los agravios en las CCV ya se dieron allá por 1969 con el llamado tren Txitxarra, que cubría el trayecto entre Alcoi y Gandia, conocido también como el tren dels anglesos por los servicios de carbón que realizaba. Funcionaba desde 1892. Esta línea, además, tenía conexiones con la compañía de Ferrocarriles de Villena a Alcoy y a Yecla. En 1864 el ferrocarril entre Carcaixent y Gandia también entró en servicio, siendo prolongado hasta Dènia allá por 1879. El trayecto entre Carcaixent y Gandia duraría hasta el fatídico año de 1969. Mientras que el de Gandia y Dènia sería suprimido por Renfe en 1974.

Esta amplia red de trenes formaba una telaraña que comunicaba un gran número de poblaciones, caso del Txitxarra que lo hacía entre las comarcas de l'Alcoià, el Comtat y la Safor. Hay falta de estudios de viabilidad, seguramente por el desapego de los partidos para coser estas comarcas mediante el tren. De esta línea permanece el trazado. Y en Almoines, hay un museo sobre la línea, gestionado por la Asociación de Amigos del Ferrocarril-Tren Alcoy-Gandía.

Todo lo antedicho abona ese diagnóstico formulado hace quince años por el que sigue siendo el modelo territorial, el del Plan de Promoción Socioeconómica y de Ordenación Territorial de las CCV, que formaba parte del Proyecto Concercost de la UE, donde se dice: «Las conexiones ferroviarias entre los municipios de las CCV resultan globalmente muy deficientes, en comparación con la carretera...». Sin que ello suponga que en asuntos de carreteras esto sea Jauja. Una muestra de que dichas comunicaciones, en lo que atañe a servicio público, aún ofrece muchas lagunas, la daba el pasado día 2 este diario: «Ocho municipios de la Vall vuelven a tener autobús directo a Gandia y su hospital» al tomar la iniciativa el Consell de «reactivar la línea desde Castelló de Rugat, abandonada hace dos años». Tal como manifestaba el alcalde de Castelló de Rugat, Antonio Encinas, «la movilidad no es un privilegio, sino un derecho social». Mientras, inopinadamente, el lunes nos desayunábamos con este nuevo agravio: «Fomento anuncia que todos los españoles deberán 'tragar' con las autopistas quebradas».

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