Además de los 28 Centros Especiales de Empleo (CEE) valencianos cuyos expedientes han sido denegados y se han quedado sin la subvención del Servef, son muchas las empresas que emplean a trabajadores con discapacidad que sí recibirán estas ayudas pero a un año vista, lo que les obliga a hacer auténticos malabares financieros para sobrevivir y pagar puntualmente las nónimas de sus trabajadores.

«A nosotros no nos han quitado ninguna ayuda, pero sí estamos sufriendo la tardanza en realizar los pagos por parte de la Generalitat», explica la responsable de personal de un Centro de Empleo con entre 80 y 90 empleados en l'Horta Nord. «Cobramos a año vencido pero mientras tanto tenemos que pagar las nóminas, así que nos vemos obligados a acometer estrategias como pedir préstamos personales, solicitar ayuda financiera, para ir pagando los sueldos», señala la representante de esta empresa.

En su caso, la mercantil ha recibido ahora el primer y segundo plazo del total de la subvención que ha de entregar la Generalitat correspondiente a 2016. Su responsable de personal asegura que esta lentitud a la hora de financiar estas empresas que dan trabajo a personas discapacitadas, así como la desaparición desde hace tres años de la ayuda de creación de puestos de trabajo con carácter indefinido, no pone en peligro su viabilidad «pero sí nos reduce la posibilidad de maniobrar para ampliar plantilla o realizar inversiones como, por ejemplo, cambiar el vehículo de la empresa». La administradora de la firma de l'Horta Nord subraya que la culpa en el retraso de las subvenciones no es tanto administrativa como política. «Los trabajadores del Servef trabajan fenomenal, pero dependen de otros factores y prioridades que son cosa de los políticos —señala—. Aún así, la situación ha mejorado bastante respecto a 2012 o 2013. Ahora no funciona tan bien, pero tampoco tan mal como entonces». La empresaria no es optimista. «La tendencia es que los gobiernos digan que los CEE no son necesarios, y por eso cada vez les ponen más dificultades. Pero sí lo son. Yo creo en la inclusión, pero también creo que no estamos educados para lograrlo. Y sé de lo que hablo: soy hija, madre y hermana de personas con discapacidad».