Una sexagenaria llegada de un pueblo de València irrumpe sin cita previa en un bloque de oficinas de París buscando al dueño de una gran corporación. Después de tres días de insistencia, la mujer conseguirá entregarle al empresario un bloc de notas que será el punto de partida de una historia de amores truncados, sueños rotos y venganza ambientada en los años 60 y 80. La trama de «Los sueños que no fueron» se desarrolla a medio camino entre València, Xàtiva y un pueblo imaginario a 17 kilómetros de esta última ciudad que evoca un esbozo nostálgico de Anna, la población donde se crió el autor de la novela, Josep Sarrión i Roig, y donde mañana la presenta, en el Palacio de los Condes de Cervellón (19.30 horas).

«Un apuñalamiento de nostalgia por la espalda». Con estas palabras describe su primera obra de narrativa Sarrión, que ha dedicado toda su vida profesional a la valoración y tasación de bienes como titular de un despacho de ingeniería. Aunque ha escrito dos ensayos técnicos relacionados con este ámbito, el autor no abrazó la ficción hasta hace dos años -ya jubilado- cuando comenzó a trabajar en la novela. Sarrión se decidió a emprender el espinoso camino cuando, mientras organizaba su despacho, descubrió en una cajón una carpeta azul repleta de fotos antiguas y apuntes de sus diálogos con Pedro Talón, un prohombre de Anna fallecido en 1970 que no solo enseñó a leer, escribir, sumar y restar a varias generaciones de anneros, sino que fue poeta, artista y director teatral, literato y uno de los fundadores de la sociedad artística y musical de la localidad. Su compromiso con la democracia republicana le puso en la diana de la dictadura: fue represaliado, pasó una década en la cárcel y se libró de una condena a muerte.

El recuerdo de un maestro volcado con su pueblo natal que «se sacrificó por enseñar a los niños a que no les engañasen con los jornales» sirvió de inspiración a Sarrión para comenzar su trabajo de documentación. Eso sí, aunque el escritor admite puntos de concordancia con la realidad en su vocación de rendir homenaje y rescatar del olvido la memoria de una serie de personajes de Anna «que marcaron una época», recalca que la historia «es totalmente inventada». «Anna tiene sus historias profundas y ocultas. En los pueblos hay muchos más secretos que en la capital, porque mucha gente se los lleva a la tumba por el miedo al que dirán», reflexiona Sarrión, que reside en València pero se mantiene muy apegado a sus raíces.

Segunda edición en marcha

La obra, respaldada por la editorial Sargantana, fue presentada en el Corte Inglés por la magistrada de la Audiencia Provincial de València Mª Filomena Ibáñez en un acto que reunió a un centenar de personas. Una calurosa acogida que ha rebasado las expectativas del autor. «Las impresiones que estoy recibiendo son buenas. Es muy gratificante», observa este perito metido a escritor, que ya trabaja en una segunda edición de la novela. En la presentación de mañana en Anna intervendrá también Salvador Pujades, profesor de Anna que escribió el prólogo.

La primera parte de «Los sueños que no fueron» se desarrolla entre 1959 y 1960. En la segunda, la historia da un salto a 1983, una década «muy mitificada pero nefasta» por la influencia de las drogas en un país que se había liberado del corsé de la dictadura, según Sarrión. Sucesos como la pantanada de Tous también tienen cabida en este particular viaje en el tiempo.