Una nueva oleada de robos en contadores ha vuelto a poner en guardia a los regantes de la Costera. No es un hecho aislado: cada año, por estas fechas, los ladrones se ponen las botas en la comarca. Entre el miércoles y el viernes de la semana pasada, cuatro hidrantes fueron desvalijados, junto con los 18 contadores que albergaban en su interior, en los términos de Llanera de Ranes y Aiacor (Canals).
Las casetas que regulan el riego automatizado quedaron completamente destrozadas e inutilizadas. Su propietaria, la Comunidad de Regantes de la Acequia de Ranes, ha tenido que asumir un gasto de 5.000 euros entre materiales y mano de obra para reponer el servicio. El suministro de riego quedó interrumpido durante tres días en plena campaña agrícola, lo que ha provocado un elevado perjuicio para los agricultores.
La comunidad ha presentado dos denuncias ante la Guardia Civil, que ha efectuado una inspección ocular en los terrenos afectados, pero las esperanzas de localizar a los responsables, a tenor del desenlace de anteriores episodios similares, son bajas. «Es la misma historia de todos los años: vienen, te roban y te dejan con el culo al aire». Así de indignado se manifiesta Néstor Perales, responsable técnico del mantenimiento de la Acequia de Ranes, que engloba a 1.000 regantes. Como él, los afectados por los robos se muestran soliviantados e impotentes ante una realidad que se repite con demasiada frecuencia en esta zona.
«Cada contador tiene un coste de casi 300 euros, pero si los venden, por ellos no van a sacar más de 100 euros. Mientras tanto, a nosotros nos asfixian con derramas y pagos. Conforme está la agricultura, con los precios por los suelos, encima nos vemos apaleados y el resultado es que cada vez hay más parcelas abandonadas», clama Perales, que pide a las administraciones «más vigilancia y medios» para evitar los robos. «Estos términos son muy grandes y solo hay una patrulla de vigilancia. El equipo Roca de Xàtiva se queda corto para todos los pueblos que abarca», lamenta. Los últimos robos también se han extendido a otras comunidades de regantes de la Costera y a los términos de La Granja o Rotglà, y los afectados temen que los ladrones no se detengan y sigan haciendo de las suyas.
Los regantes reclaman que se actúe sobre las chatarrerías que compran las piezas sustraídas para acabar con el mercado negro que rodea a estos asaltos. «No recibimos suficiente apoyo de los cuerpos de seguridad y nuestras denuncias caen siempre en saco roto», censuran desde el colectivo de regantes de la comarca.
