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Cuando la política es para las personas

al margen de que vaya a ser una promesa electoral con fecha para su cumplimiento la noticia que saltaba esta semana respecto a que la Generalitat confirma que la residencia de discapacitados estará lista en el primer trimestre de 2018 tiene el aliciente de responder a priorizar las políticas de justicia social. O lo que los mandatarios de la Generalitat o el ayuntamiento ontinyentí, vienen en llamar política per a les persones. Una postura que, al menos a los valencianos nos viene a redimir de 20 años de políticas faraónicas, de continentes sin contenidos y, especialmente por la perversión y degradación democrática, perpetrada en amplios sectores gobernados por el PP cuyas consecuencias fueron el saqueo y la malversación de las arcas públicas. De ahí que tanto desde el gobierno ontinyentí como desde el Consell que se formó en el verano de 2015, la apertura de esta residencia para discapacitados, construida y financiada a expensas de Caixa Ontinyent y cuyas obras finalizaron en 2010, ha venido siendo una prioridad conscientes de las demoras aplicadas por el gobierno del PP en la Generalitat. Superada la fase de trámites previos, pues, tal como informaba Levante-EMV se han aplicado la máxima de que el movimiento se demuestra andando. De ahí el anuncio de que Igualtat contrata las obras de adecuación de la residencia de discapacitados de Ontinyent ya oficialmente. Para lo cual han puesto en licitación 200.290 euros y un plazo de tres meses de ejecución. Y para que no haya dudas, la propia vicepresidenta del Consell y consellera de Igualtat, Mónica Oltra, anunciaba su apertura.

La mala comedia de Flotats. Como informaba esta edición el pasado fin de semana, «Ontinyent no olvidará fácilmente a Josep María Flotats». Seguramente porque esa especialidad no es el fuerte del reputado dramaturgo. De ahí que la comedia de Flotats, suspendida su función en Ontinyent al estar anunciado el mismo día en Elx, es un lio de difícil justificación que en aras de restituir los daños y prejuicios que tal anulación pudo infringir a centenares de ontinyentins (que, previamente, habían adquirido la entrada y planificado su asistencia) el ayuntamiento, en representación de ellos y como organizador de la función, ya ha avisado: tomará medidas legales contra la productora por dejarles plantados con toda la promoción ya realizada y el 70 % del aforo vendido.

Las secuelas del PP. Aunque el pleno municipal de Ontinyent dio luz verde a la adhesión definitiva de la ciudad como miembro de pleno derecho en el Consorcio de Residuos (COR), fue con una votación repleta de sombras y dudas: los votos a favor del PSPV y Cs, la abstención del PP y el rechazo de EU y Compromís. La nefasta herencia del PP en la Vall, trufada de prepotencia cuando no de presunta corrupción, sigue pesando aún hoy en día sobre servicios elementales, como es el de la recogida y tratamiento de las basuras. Máxime cuando pese a las declaraciones de buenas intenciones y buen rollito del que hacen gala desde el COR y la Mancomunitat de la Vall, esta es la hora en que aún no se vislumbra clara la plasmación del Pla de Minimització valldalbaidí. Pese a que, si el PP no le hubiese puesto tanto freno y zancadillas, hoy dejaría respirar al COR con más holgura, huérfano de las más mínimas infraestructuras. Pero se hizo todo tan rematadamente mal...

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