La escultura l'aixopluc de la estación de trenes de Xàtiva que rinde homenaje a las víctimas del bombardeo de 1939 ejerció el pasado viernes su cometido de una manera literal: sirvió para guarecerse de la lluvia al propietario de una motocicleta, quien al descargar el intenso aguacero que tuvo lugar la tarde del viernes en la zona, no tuvo el menor reparo en hacer un uso personal del monumento obra de Miquel Mollà y aparcar debajo su vehículo.